Un pésimo Athletic regaló el partido en el Campo Nuevo

Pepe Guardiola, a tres días de que se dirima el futuro de los suyos en la 'Champions', y a una semana de acudir al Santiago Bernabéu, presentó un once lleno de novedades. A las bajas de Alves e Iniesta, se unieron Xavi, que volvió a ser suplente, y el sueco Zlatan Ibrahimovic, que no saltó al césped por unas molestias que se produjo durante el calentamiento. No ha salido de buena calidad este delantero de 80 millones.

Los teóricos leones bilbaínos acudieron al Campo Nuevo sin garra y sin rugir nada. Ni rastro del equipo leñero y duro que cosió a patadas al Madrid de Cristiano Ronaldo. Todo lo contrario. Blandos a más no poder, los de Caparrós regalaron un partido que vieron perdido desde el primer momento. Lo entregaron en mano. Vergonzosamente en mano.

Tal fue la desidia visitante que dos jugadores de dudosa calidad como Jeffren y Bojan consiguieron un tanto por barba para el Barcelona. Al Athletic sólo le faltaba aplaudir ya que sus piernas parecían paralizadas. Si a ello unimos, además, que Llorente tuvo el empate ante Valdés y lo perdonó infantilmente, el partido estaba visto para sentencia.

Todo era cuestión de tiempo. El Barcelona anotó cuatro por su pésimo partido pues un equipo con ganas le hubiera endosado al Athletic una cantidad próxima a los seis o siete goles. Además, Susaeta marcó el gol del honor del Athletic que, además, silenció el Campo Nuevo que ya se frotaba las manos pensando en que el Madrid necesitaría dos goles de ventaja en Santaner para mantener el primer puesto. Se quedaron con las ganas. Las mismas que, por cierto, nunca le puso el Athletic a este partido.