Oficio alemán, pero sin favoritismos

Alemania llega al Mundial con un equipo compacto y sin muchas estrellas





Después de ganar los campeonatos de Suiza 1954, en su propio país en 1974 y en Italia 1990, el equipo entrenado por Joachim Löw, ausente en sólo dos citas mundialistas (1930 y 1950), encara con el optimismo que le aporta sus últimas actuaciones el reto de volver a llevar a sus vitrinas un Mundial, 20 años después de su último éxito.

Y es que el subcampeonato en la cita de Corea y Japón 2002, el tercer puesto en el Mundial que albergó en casa en 2006 y la segunda plaza en la Eurocopa de Austria y Suiza 2008 tras caer ante España demuestra la fortaleza de un combinado germano que, en esta ocasión, quiere dar un paso más para volver a saborear las mieles del éxito.

La selección alemana llega al continente africano avalada por su enorme experiencia, capacidad competitiva, madurez táctica y una demoledora 'pegada' que ha vuelto a poner de manifiesto en una fase de clasificación en la que se ganó a pulso su condición de cabeza de serie.

Haciendo gala de un extraordinario acierto y de una gran fortaleza defensiva --anotó 21 goles y sólo recibió cinco en diez partidos--, el equipo entrenado por Loew impuso su ley en el grupo 4 de la zona europea, donde sólo tropezó en sus dos encuentros ante Finlandia y, en uno de ellos, el que disputó en casa, sin jugarse nada tras haberse asegurado ya la primera plaza.


Anteriormente, Alemania ya había resuelto con victoria sus duelos con Gales, Azerbaiyán, Liechtenstein y Rusia, logrando además una histórica victoria en Moscú que supuso la primera derrota en casa del combinado dirigido por Guus Hiddink en una fase de clasificación mundialista.

Ahora, la 'Mannschaft' tendrá que recuperarse del duro golpe que ha supuesto la baja de su capitán y líder Michael Ballack, que no se ha perdido ninguna de las grandes citas, contando Mundiales y Eurocopas, desde Corea y Japón 2002. Sin embargo, una inoportuna lesión en el tobillo ha hecho que el centrocampista del Chelsea deje 'descabezado' al combinado teutón.

La ausencia de 'Micha' se unirá a la del portero titular René Adler y los centrocampistas Simon Rolfes y Christian Traesch, por lo que Alemania depositará todas sus esperanzas en el delantero Mirlosav Klose, un 'cazagoles' infalible, en hombres clave en anteriores citas como Philipp Lahm, Bastian Schweinsteiger, Per Mertesacker o Lukas Podolski, y en jóvenes valores emergentes como Thomas Müller, Toni Kroos, Marko Marin o Mesut Özil.

Schweinsteiger y Müller lideran a la selección

Que la selección alemana pueda mantener el nivel mostrado en los últimos campeonatos dependerá en gran parte de la actuación que firmen Bastian Schweinsteiger y Thomas Müller, dos hombres claves en la gran temporada del Bayern y llamados a guiar el futuro más cercano de la 'Mannschaft' y que llegan a esta cita con un bagaje bien diferente.

El primero, pese a su juventud --25 años--, es ya el nuevo estandarte del equipo, y más tras la baja de Ballack. 'Schweini', que disputará su segundo Mundial, ha recibido incluso la bendición del propio Ballack para que ejerza de capitán en Sudáfrica, situándole por delante de Klose, con muchos más partidos a sus espaldas.

El centrocampista del Bayern, un 'todoterreno' del mediocampo, llegó a la Eurocopa de 2004 siendo un desconocido y en poco tiempo se convirtió en imprescindible gracias a su fortaleza, potente disparo y habilidad en el pase. A Sudáfrica, Schweinsteiger llega en plena madurez futbolística y dispuesto a asumir el papel de líder.

El segundo, Thomas Müller, disputará su primer Mundial a sus 20 años después de haberse convertido en la revelación de la Bundesliga. Habilidad y movilidad son las grandes virtudes de un jugador, originalmente delantero, que Van Gaal ha reconvertido en volante o segundo punta, siempre partiendo de las bandas, llevándole a su explosión definitiva.

No obstante, la facilidad goleadora con la que deslumbró en sus primeros encuentros se mantiene intacta pese a haber visto retrasada su posición, gracias, en gran parte, a una de sus armas más peligrosas, su extraordinario disparo de media distancia, acabando la temporada con 19 goles.

El primer gran reto de Löw

Hace ya tiempo que Joachim Löw dejó de estar a la sombra del anterior seleccionador alemán, Jurgen Klinsmann, al que acompañó como segundo entrenador en el Mundial de Alemania 2006. El día en que fue presentado, el 12 de julio  de 2006, este técnico de 50 años se marcó como metas deportivas ganar la Eurocopa de 2008 y dar continuidad a la filosofía de fútbol ofensivo propugnada por su antecesor.

'Jogi', que antes de llegar al banquillo de Alemania entrenó, entre otros equipos, al Stuttgart, Fenerbahçe o Karlsruher, se quedó a un paso de alcanzar el primero de sus objetivos --perdió en la final ante España-- y, hasta la fecha, todavía no ha logrado del todo el segundo.

De cualquier forma, el ex delantero y máximo goleador de la historia del Friburgo se ha granjeado el respeto de todos gracias a la serenidad, objetividad y extraordinaria simpatía con que trata a jugadores y prensa. Ahora, en su gran reto desde que tomara las riendas del combinado germano, tendrá que tomar la decisión de apostar por los más veteranos o dar oportunidad a la larga nómina de jóvenes talentos con los que cuenta en esta ocasión y que, más imaginativos y habilidosos, no cumplen con el histórico perfil del futbolista alemán de fortaleza y poderío físico.