Rosell: menos política y más fútbol

Aires nuevos en 'Can Barça'





Es de esperar, por tanto, que con Sandro Rosell se ponga fin al vocabulario nacional - independentista que tanto ha caracterizado al señor Laporta a lo largo de sus siete años de mandato. Porque no es de recibo que al segundo club de fútbol más importante de España se le tenga tanta manía entre sus no seguidores más por razones extradeportivas que por motivos meramente futbolísticos.

Con Rosell deberían acabarse los discursos incendiarios de Laporta pidiendo la independencia de Cataluña, o las borracheras desmedidas en la discoteca Luz de Gas, o las bajadas de pantalones sin venir a cuento en los aeropuertos españoles, y además de eso debe poner fin al vocabulario 'anti - madridista' que tan de moda se puso el pasado verano en Barcelona con motivo de los fichajes de Cristiano Ronaldo y Kaká por parte del Real Madrid. Palabras como 'imperialismo', 'caverna mediática españolista', o 'prepotencia madridista' deben quedar enterradas para siempre en el seno del barcelonismo.

Porque la presidencia de Sandro Rosell, un caballero donde los haya a pesar de la acusación de corrupción que recae sobre una de sus empresas en Brasil, debe suponer el inicio no sólo de una etapa en la que el Barça se separe de la política, sino también el comienzo de unas relaciones cordiales con el Real Madrid y, cruzemos los dedos, el principio del fin de los favores por parte de la Federación al Barcelona.

Afortunadamente para el fútbol español, la presidencia de Joan Laporta se ha acabado, y DC quiere desear a Sandro Rosell en su periplo como presidente del Barcelona toda la suerte del mundo (siempre que cumpla con lo expuesto). Tiene usted la oportunidad de demostrar a todos los culés que es posible un Barcelona totalmente apartado de los radicalismos políticos, y también tiene que intentar que las relaciones con el Madrid sean lo más cordiales posibles (dentro de la innegable rivalidad deportiva). Si usted lo consigue, DC será el primero en reconocerle su valía...