Para empezar, una pequeña cagada

Batacazo español ante Suiza en el debut de los nuestros en el Mundial (0-1). España empezó bien aunque se fue diluyendo en el toque sin profundidad. Esta derrota obliga a ganar los dos próximos choques de forma inevitable.





La España de la posesión y el domino del esférico se presentó en Durban con la bandera del juego bonito. Los de Del Bosque debían coger el timón del barco que les tripuló hasta la Eurocopa. El patrón de España era el conocido por todos. El del sobeteo de balón, el del mareo al rival. La aglomeración de centrocampistas que Del Bosque situó de inicio en el campo se centró más en los porcentajes de posesión que en lo que verdaderamente se necesitaba: el gol. Villa era una especie de islote asesino arriba, mientras que Iniesta y Silva, los más activos, lo intentaban intercambiándose sus posiciones y, de cuando en cuando, soltando algún pase peligroso.

Las ocasiones de gol brillaban por su ausencia y, cuando se producía un amago de aproximación, España se recreaba en exceso. Villa e Iniesta tuvieron dos opciones medianamente claras de romper la virginidad suiza, sin embargo, se embolicaron y acabaron perdiendo el factor sorpresa, la cualidad que los españoles no supieron poner en práctica durante la primera parte.

Mucho toque, poco gol

A pesar de que el asturiano y el manchego olfatearon el gol, el que verdaderamente lo tuvo más cerca fue Piqué. El central se encontró un balón muerto en el área y, tras deshacerse de un contrario, se encontró con Benaglio y su pie. Se callaron los vuvuzelas durante algunos segundos, asombrados por la acción del catalán. La pena es que la estética no primó sobre la efectividad tampoco aquí. De Suiza poco o nada podía decirse, más allá de un equipo pertrechado atrás que firmaba el empate desde que las banderas de ambos países hicieron acto de presencia en el estadio de Durban. España debía tocar alguna tecla.


Ficha Técnica:

España 0: Casillas; Sergio Ramos, Puyol, Piqué, Capdevila; Busquets (Torres 60’), Xabi Alonso; Silva (Navas 60’), Xavi, Iniesta (Pedro 77’); y Villa.

Suiza 1: Benaglio; Lichsteiner, Grichting, Senderos (Von Bergen 35’), Ziegler; Huggel, Inler, Fernandes, Barnetta (Eggimann 90’); Nkufo y Derdiyok (Yakin 78’).

Goles: 0-1 Fernandes (51’).

Árbitro: Howard Webb (ING). Amonestó a Grichting, Ziegler, Benaglio y Yakin.

Estadio: Moses Mabhida de Durban. Lleno. 62.453 espectadores

Pese a todo, el mal fario de la pasada Copa Confederaciones empezaba a atufar el partido. España se diluía por momentos y, además, le caía el mayor y peor de los mazazos que el partido le podía ofrecer: un gol en contra. Una mala presión de Puyol, una salida no muy rápida de Casillas y el infortunio de Piqué, se juntaron en un mismo momento para que el balón le cayera a Fernandes en el borceguí y aniquilara de un plumazo la ilusión de aficionados y jugadores españoles. El jarro no fue de agua fría, más bien helada. Suiza, en medio acercamiento había acertado. España sólo mareaba el cuero pero sin pellizcar. Ahí radicaba la diferencia. Triste diferencia.

España se agarró a Navas...sin suerte

Del Bosque no tenía más remedio que mover piezas. Sacó del campo a Busquets y Silva para dar entrada a Navas y Torres. A este último apenas se le vio y el primero lo intentó aunque sin apenas puntería en los múltiples centros que ofreció. Y eso que el sevillano se convirtió en la única vía de escape de los españoles desde que salió al campo. Sin tino pero con intención. Nada más.

La suerte, además, no estaba del lado nacional. Primero Iniesta rozó el poste en un tiro milimétrico que se cantó como gol pero que no se pudo celebrar como tal y, posteriormente, fue Xabi Alonso el que estuvo cerca de descoser el Jabulani cuando éste se estrelló contra el larguero de la meta suiza. También los helvéticos pudieron apuntillar a la roja en una brillante acción de Derdiyok que, tras sentar a Puyol, se encontró con el palo de la meta de Casillas. España se salvaba aunque sólo fue un respiro en el ahorcamiento general de los nuestros. La cantada, no hay que negarlo, fue importante. Perder con Suiza no entraba en los planes ni del español más pesimista pero, se quiera o no se quiera, Spain is diferent.