El central de 23 años costó ahora doce meses 25 millones de euros, a pesar de que era un semi-desconocido en Europa y de que la mayoría de opiniones indicaban que era un precio excesivo. Sin embargo, al tratarse de una petición expresa de Pep Guardiola, la directiva culé se vio obligada a reforzar la zaga con el jugador. El problema está en que, por lo que ahora se está viendo, la salud económica del Barcelona no era tan buena como para poder realizar semejante dispendio.
Y es que la dirección culé pidió un crédito de 15 millones de euros a la Generalitat para asumir los costes del ucraniano, de manera que el tesorero de la Junta Xavier Sala i Martin dirigió un escrito al Institut Catalá de Finances para poder abonar el segundo plazo del pago del futbolista. Un texto que aportaba datos económicos precisos sobre el club y que al final no sirvió para que el crédito fuera concedido.
En consecuencia, quizás el pregonado buen momento económico que vivía el club no lo fuera tanto. Tras desembolsar más de 65 millones de euros por otro de los fracasos culés, Zlatan Ibrahimovic, el Barcelona no pasó buenos momentos en lo que respecta a su tesorería, por lo que se habría visto obligado a solicitar una ayuda al Institut Català de Finances que al final fue denegada. Respuesta que, visto lo visto con el rendimiento del futbolista, parece haber sido muy acertada.
DEJA TU COMENTARIO