Ibrahimovic: un 'marrón' de 80 millones

Ningún club quiere fichar al sueco





El sueco llegó el verano pasado a la Ciudad Condal con la vitola de ser, por lo menos, el sucesor de Van Basten en la posición de delantero centro. Toda una exageración de sus virtudes futbolísticas que tenían como fin el ocultar, en primer lugar, el alto desembolso realizado por la entidad por un jugador de 28 años, y en segundo lugar para que no salieran a lugar el lado polémico de este futbolista, que se ha peleado con todos los entrenadores que ha tenido (incluido Mourinho).

Comenzada la temporada, su irrupción en las primeras jornadas marcando goles a equipos de medio pelo nos hizo creer que, efectivamente, lo mismo este sueco de apellido impronunciable era mejor que Eto'o. Una opinión que se generalizó más aún cuando marcó al Madrid en el Campo Nuevo el tanto que a la postre supuso el triunfo de los de Pepe Guardiola. Nada más lejos de la realidad.

Una sequía goleadora alarmante y, sobre todo, un pasotismo impropio de un jugador de su categoría le hicieron ganarse la desaprobación de los culés, que incluso llegaron a pitarle en algunos partidos. Guardiola se dio cuenta del percal y prescindió de sus servicios en la recta final de la temporada, dando la titularidad a un Bojan que sí respondió con goles que a la postre fueron decisivos para que el Barcelona acabara ganado esa Liga.

Con el fichaje de Villa por 40 millones (lamentable el antimadridismo de Manuel Llorente), todo hacía pensar que Ibrahimovic tendría que buscarse equipo para la próxima temporada. No iba a ser fácil, ya que con los tiempos que corren en el fútbol y en la vida en general ningún equipo estaba dispuesto a pagar al sueco los 11 millones de euros brutos que cobra en la entidad culé. Y, efectivamente, así ha sido. Ni Chelsea, ni Milan, ni siquiera el Manchester City (donde tienen el dinero por castigo) han hecho esfuerzo alguno por contratarle. Así que  Guardiola, ese señor que ha metido la gamba cada vez que ha propuesto un fichaje, no le va a quedar otro que resignarse a quedarse con un jugador que, si las cosas (como así parece que va a ocurrir) le vienen mal dadas, puede montar un 'pollo' similar al que tuvieron hace tres años Ronaldinho y Eto'o. Y si no, tiempo al tiempo.