Vuelve el reinado de la hipocresía

El Barça no ha podido caer más bajo con su nuevo acuerdo de patrocinio.





¿Y qué pensaran los de Unicef de todo este acuerdo? El Barcelona ha manchado muertes y constantes humillaciones a las mujeres el único símbolo limpio que tenía en su camiseta, que no era otro que el logo de Unicef. Al Barcelona ya no le va a valer ir por el mundo con la bandera del ‘fair play’ y la defensa a ultranza de los derechos humanos, porque el acuerdo con Qatar Foundation contradice de cabo a rabo los principios más elementales de lo que debe ser considerado el respeto a los derechos humanos. Y todo por un contrato de patrocinio que, pese a ser el más jugoso del fútbol mundial, es de lo más indecoroso que ha realizado esta entidad en su centenaria historia.

Pero un acto así, viniendo del Barcelona, no debería extrañar a nadie. No hay que olvidar que Nuñez y Cruyff fueron los que en España acuñaron el término primas a terceros tras pagar unas sustanciosas cantidades económicas a Tenerife y Valencia para que ganaran al Real Madrid y el Deportivo respectivamente en la última jornada de Liga. Tampoco debería sentirse orgulloso de tener un entrenador que, de su etapa como futbolista, arrastra tras de sí una sanción por ‘doping’. Ahora que con la Operación Galgo se está crucificando a algunos de los mejores deportistas en la historia de nuestro país, ¿por qué Guardiola merece más credibilidad que Marta Domínguez?

En definitiva, en Barcelona vuelve a reinar la hipocresía. Con un sospechoso de doping en el banquillo, y con un acuerdo comercial que se cachondea de los derechos humanos por los que todos debemos guiarnos, ¿qué más se puede esperar de este club?