El color de la camiseta adultera el reglamento

La experiencia hace pensar que Piqué quedará impune tras provocar la quinta cartulina


Pérez Lasa, el cómplice de Piqué




Hay maneras y maneras de provocar una amarilla, pero cuando es de una forma tan descarada no hay más remedio que levantar la voz para denunciarlo. Más aún cuando ya has sufrido la norma en tus propias carnes. Aunque en este caso el colegiado Pérez Lasa ni siquiera incluyera en el acta que la cartulina fue forzada (Piqué perdió el tiempo de forma descarada con 4-0 en el marcador y en el minuto 83 de juego), el Comité de Competición tiene potestad para actuar de oficio ante lo que es una ilegalidad flagrante. Aunque, teniendo en cuenta antecedentes, no esperen justicia en este caso.

Resulta curioso que el árbitro en cuestión no incluyera nada en el acta del partido cuando hace unas semanas se puso pejiguero con una supuesta falta de acondicionamiento en las salas de controles antidopaje del Real Madrid. Vayan a saber qué oscuros motivos causaron hacer la vista gorda en un caso y cuestionar al club blanco en el otro cuando el resto de árbitros que han pasado por el Bernabéu han elogiado a los blancos con respecto a este asunto.  De hecho, la acción de Piqué provocó una sonrisa en el colegiado, un hecho que da que pensar y mucho al respecto de su imparcialidad.

"En el minuto 83 el jugador Gerard Piqué fue amonestado por el siguiente motivo: retrasar la reanudación de un saque a favor de su equipo con ánimo de perder tiempo", incluyó el colegiado en el acta. Unas palabras que deberían provocar la actuación del Comité para que a la Federación no se le siga viendo el plumero de una forma tan descarada. Y es que el artículo 112 de la nueva normativa señala que la provocación intencionada de una cartulina debe ser sancionada con una multa y con un encuentro de suspensión adicional.

Seguramente, en Barcelona tratarán de quitarle hierro al asunto hablando de que Xabi Alonso hizo lo mismo en el derbi e incluso acusando al madridismo de querer ventajas en el clásico. Bla, bla, bla. Mucha palabrería barata y nada que ver con el caso. Mourinho sabe que sus jugadores no pueden provocar tarjetas y que los de otros sí. El centrocampista merengue vio la amarilla en una acción fortuita, no premeditada. En un choque con un rival cuando el partido, además, estaba sin decidir. En la primera mitad de un derbi con el resultado en el aire nadie se arriesgaría a ser expulsado. Por otro lado, el Madrid no necesita que Piqué no esté para ganar. Puede que lo haga o puede que no, con o sin Piqué. Pero esa es otra historia. Que busquen argumentos, que ninguno tendrá tanto peso como el reglamento. Aunque para el FC Barcelona no sea aplicable.