La caverna quiere dar lecciones de moral

El periodista Lluís Mascaró carga contra el madridismo para defender a Sandro Rosell





Inaudito. Ahora resulta que el madridismo es hipócrita por decir a las claras que en el Barcelona se están saltando a la torera su pregonado pacto de no hablar de los arbitrajes ni criticarlos. Mientras en el conjunto culé han estado años escondiendo sus verdaderos pensamientos sobre los colegiados, en el Real Madrid siempre que ha habido algo que les ha chirriado sobre ellos se ha dicho. Ya lo ha comentado Karanka este viernes en rueda de prensa: "lo que ha hecho el Madrid es hablar. Cuando ha sido beneficiado y cuando ha sido perjudicado. No hay que darle más vueltas. Ahora son otros los que hablan".

Ésa es la diferencia entre los dos equipos. Cuando el Real Madrid se queja de los arbitrajes lo dice claramente y de manera directa. Sin medias tintas. El club blanco no se avergüenza de decir que no está de acuerdo cuando siente que ha sido perjudicado por acciones concretas. Porque eso, como dijo Florentino Pérez hace unos meses, también es madridismo y señorío. Quejarse no es malo, sino el primer paso para salir del conformismo y de falta de autoestima.

Ahí reside todo, Mascaró. El madridismo no se rasga las vestiduras por el simple hecho de que Barcelona se queje. Lo hace porque estas respuestas vienen de un club que lleva años presumiendo y aburriendo al mundo del deporte con sus supuestos "valores" en los que no debía haber lugar a palabras sobre los arbitrajes. Guardiola se ha empeñado durante mucho tiempo en que reine la hipocresía en el club, en que se ponga buena cara cuando, en realidad, hay algo que les reconcome por dentro. Mientras ha durado la época de bonanza les ha sido fácil dar comparecer ante los medios con una cierta falsedad. Ahora que son incapaces de ganar varios partidos seguidos, han llegado los nervios y, con ellos, las críticas veladas a los colegiados.

Algo muy en la línea del conjunto catalán. Criticar los arbitrajes, pero sin que se note. Lanzando día tras día chinitas, con la boca pequeña. Como Rosell, que se quejó de ello justo el día antes del 'atraco' que se vivió en Mestalla. Algo que le parece estupendo a este periodista, pues al parecer no tienen el valor de decir claramente todo lo que piensan. Ya se apreció con la 'pillada' al capitán Xavi, quien rajaba de lo lindo de Teixeira tras el partido de Copa. Eso sí es no tener vergüenza, Mascaró. Eso sí es verdadera hipocresía.