Al fin un periodista que ataca al Barça

El periodista de 'El Mundo', Alcaide, describe a el entorno que rodea al Barcelona





Alcaide expone punto por punto la situación que se vive hoy en día entorno al equipo catalán. La falsedad y la hipocresía son las señas de identidad de este Barcelona que presume día a día de algo que no es. Mientras que al Madrid se le acusa de ser un equipo prepotente con la figura de Mourinho al frente, al Barcelona se le defiende haga lo que haga.

¿Qué hubiera pasado si Cristiano abronca a Morata o Joselu al estilo que lo hizo Messi ayer con Tello? Se hubiera pedido poco menos que la extradición del portugués y se hubiera considerado una ofensa para todo el madridismo. Pero...¿Han escuchado ustedes alguna crítica a Messi por lo ocurrido? Acaso, ¿Alguien ha obligado a pedir perdón a Messi por su balonazo a la grada del Bernabéu?

Y que decir de las quejas arbitrales. Puyol, Xavi y Victor Valdés volvieron a quejarse de los árbitros en el día de ayer. Si lo hace el Real Madrid se le acusa de mal perdedor, pero si lo hace el Barcelona aquí nadie dice nada. ¿Por qué esa complacencia con todo lo que rodea al Barça de Guardiola? ¿Por qué esa inquina hacia el Real Madrid? Resulta extraño que nadie resalte de una vez por todas la hipocresía y el doble discurso de los jugadores y cuerpo técnico del Barcelona. El Real Madrid tendrá que aprender a convivir con ello, para ello es el mejor club del mundo.

Artículo de Alcaide en El Mundo:


El Barcelona mereció ganar al Milan y sentenciar su pase a semifinales. Creo que nadie debería poner en duda esa obviedad, como la evidencia, admitida durante años, de que el equipo azulgrana está viviendo su edad de oro y mantiene un modelo que resulta atractivo. Pero su opulenta existencia actual se adorna con el servilismo de una opinión pública que, salvo contadas excepciones, oculta sus defectos, minimiza su poderosa influencia en los despachos y perdona toda actitud que, cuando son otros quienes la muestran, particularmente aquellos que visten de blanco, es sometida a un juicio sumarísimo y sin derecho a la defensa. Vive cómodo rodeado de aduladores el club azulgrana y hace bien en aprovechar la coyuntura, ese servilismo que se extiende incluso en el terreno en el que según algunos debería imperar el orden de la central lechera blanca. En realidad, todo Madrid está inundado por una marea que cuestiona al club blanco, convertido casi en la aldea de Asterix resistiendo al invasor, y que perdona los pecadillos del actual equipo del régimen instaurado ya hace décadas.

Víctor Valdés dijo en las entrañas de San Siro: "Ya cansan un poco, son muchas jugadas", en referencia al posible penalti no pitado sobre Alexis, que no fue, y al que le hicieron a Puyol, que sí existió. Analicen la frase. "Cansan estas jugadas". Es decir, que se produce una queja por una situación adversa que el arquero considera reiterada, continua. Puyol dijo: "Lo he visto en el marcador y el árbitro no lo quiso pitar". Denuncia voluntariedad en la decisión del colegiado. Ojo, "No quiso", es la clave de su exposición, la acusación formal. Y Xavi completó el formulario de reclamaciones: "El de Alexis ha sido un penalti clamoroso".

Esta vez, Guardiola volvió a ejercer de policía bueno y aseguró que no se iba a quejar de nada, sólo del césped. Claro, ya tenía a su guardia de corps lanzando sus acusaciones y no dudamos que ya están preparados los Freixa, Bertomeu y compañía para seguir las instrucciones y hablar de los árbitros, aunque el Barça nunca habla de los árbitros. En breve también resurgirá Godall, el ex vicepresidente de Laporta, quien recordará que con ellos al mando, las relaciones con la Federación y con la UEFA eran fluidas, que Ovrebo, Stark o De Blekhere sí sabían lo que tenían que pitar, no como este Eriksson que ayudó a su compatriota Ibrahimovic en San Siro.

Por supuesto, casi nadie se atreverá a decir que estos jugadores, con las sospechas que lanzan sobre el colegiado, están manchando el escudo, la historia y el señorío del Barcelona. Tampoco lo dijeron cuando Pep y Xavi le dieron la brasa al cuarto árbitro en Pamplona, cuando Guardiola se atrevió a ver por televisión las jugadas polémicas ante Osasuna para cuestionar las decisones arbitrales, o cuando el centrocampista se dio una carrera por la banda del Reyno de Navarra protestando con gestos ostensibles de indignación. De la imagen y el seny del Barcelona nadie se preocupa. Ni siquiera cuando uno de los suyos llama mono a un rival. Sólo hay que exigir al Madrid, que por algo está lleno de facinerosos.

Ese entorno mediático que acampa no sólo en Barcelona sino también en la ciudad en la que juega el nueve veces campeón de Europa puede recordar continuamente que, por ejemplo, Mourinho (mal hecho) metió el dedo en el ojo a Tito Vilanova y sólo pidió perdón a la afición madridista. Ninguno de estos fariseos ha exigido a Messi que pida perdón por escupir a un rival o por lanzar un balonazo a la grada del Bernabéu. Y no serán muchos quienes denuncien la dictadura del argentino en la plantilla después de la bronca que le echó a Tello por no pasarle un balón. Si Cristiano Ronaldo le hubiera lanzado esa mirada criminal a Morata, Jesé o Joselu, se habría pedido su extradición. Ya se sabe, habría atentado contra los valores de una institución centenaria, habría abusado de un chico de la cantera humilde que no merecía esa andanada del soberbio portugués. Todo aderezado con diversas exposiciones y descubrimientos sobre lo mal que se llevan unos con otros, el caos en el vestuario y demás zarandajas ¿O no?.