La Caverna se da un 'baño' en la carroña de la derrota madridista

La prensa culé carga contra Zidane olvidando los magníficos 85 minutos del equipo


Zidane durante el partido del Sánchez Pizjuán

Zidane durante el partido del Sánchez Pizjuán




3. Dos errores cambiaron las crónicas del partido del Pizjuán

Tras una racha de cuarenta partidos sin conocer la derrota, Zinedine Zidane quedó retratado en la recta final del Sevilla-Real Madrid (2-1) que relanza la disputa del campeonato de Liga 2016/17.

El técnico del Real Madrid estuvo lento de reflejos en los últimos diez minutos del duelo y, a diferencia de lo que tantas veces ha pasado, fue el conjunto 'merengue' el que sufrió en sus carnes una dolorosa remontada, incluido un gol en propia puerta del capitán Sergio Ramos, tantas veces el héroe salvador.

BUEN PLANTEAMIENTO


Zidane arrancó en el Sánchez Pizjuán con un buen planteamiento que incluso permitió poner en ventaja a su equipo y llegar a la recta final con los tres puntos en el bolsillo. Sin embargo, cuando Jorge Sampaoli encontró las variantes necesarias para poner en apuros al Real Madrid, 'Zizou' no estuvo ágil a nivel táctico.

El entrenador galo mantuvo sobre el terreno de juego a Karim Benzema y Cristiano Ronaldo y no se atrevió a tomar la decisión de cambiar a alguno de ellos -o incluso a ambos- desaprovechando la opción de introducir dos cambios que habrían dado frescura, velocidad y capacidad para realizar la presión sobre la salida del balón sevillista.

Los esfuerzos de la cuesta de enero habían pasado factura a Karim y CR7 y el equipo, que llevaba justo de fuerzas a los últimos minutos del duelo, notó en exceso la falta de aportación de sus dos estrellas al esfuerzo común.

SE ECHAN ATRÁS

Sin capacidad para presionar la salida del balón en el área rival, el Real Madrid echó atrás la línea defensiva muchos metros. Zidane, que había apostado por alinear a tres centrales, no estuvo rápido o no consiguió que el equipo se escalonara mejor.

Más allá del error puntual de Sergio Ramos al golear en propia puerta, el Real Madrid acabó con las líneas muy separadas entre sí, permitiendo que el Sevilla se hiciera con el control del centro del campo y sobre todo, que pudiera aprovechar esos espacios entre líneas que son tan valiosos para futbolistas con capacidad para desbordar.

De manera instintiva, el Real Madrid fue acumulando jugadores atrás pero sin un plan establecido y, lo que es peor, sin la capacidad para robar y controlar el balón y jugarlo en campo contrario.

Respuesta del Infiltrado: Decía Vujadin Boskov que "fútbol es fútbol" y no le faltaba razón. Este es un deporte totalmente impredecible que depende de que el balón entre o no en la portería. Y de poco sirve hacer un partidazo si el rival consigue más goles que tú. Por eso estos días el equipo blanco está teniendo que sufrir los 'palos' de la prensa antimadridista por su derrota en el Pizjuán. Esa misma prensa que en el minuto 85 de ese partido estaba bien calladita ante el partidazo que estaba haciendo el equipo ante el segundo clasificado de la Liga.

El Madrid perdió en Sevilla. Y lo hizo por sus propios errores. Tres fueron sus pecados capitales: el autogol de Ramos por pura mala suerte, la pérdida de Benzema que propició la contra del segundo gol y la mala colocación de Keylor Navas que le impidió detener el disparo de Jovetic. Luego se puede decir que el equipo de Sampaoli hizo un gran partido y no es faltar a la verdad. Pero siendo claros: el equipo blanco cayó por una mezcla de mala suerte y mala gestión de los últimos cinco minutos.

No en vano, sus 85 minutos previos fueron magníficos. Hasta dos comentaristas antimadridistas como Carlos Martínez y Michael Robinson acabaron admitiendo que el Real Madrid tenía controlado el partido hasta ese fatídico final. Así que si los blancos hubieran ganado por 0-1 nadie en Barcelona estaría ahora bañándose en carroña y atacando a Zidane por su planteamiento. Más bien el francés solo estaría leyendo odas y alabanzas por su audacia al cambiar el planteamiento del equipo para lograr un triunfo brillante ante un dificílisimo rival como el Sevilla.

Por fortuna Zidane sabe perfectamente cómo funciona esto y no se va a dejar golpear por estas injustas críticas. En el fútbol un día estás arriba y otro por los suelos. Y en su caso los tres títulos que ha conseguido y los 40 partidos consecutivos de imbatibilidad son suficiente bagaje como para que el madridismo no pierda ni un ápice de su ilusión en su trabajo. Al fin y al cabo, lo que importa es quién gana los campeonatos en abril y mayo y hasta ahora el Real Madrid puede presumir de ser el mejor colocado para lograr los tres que le quedan en juego.