Luis Suárez vuelve a sacar su lado más sucio... como siempre

El uruguayo dio un codazo a Alexis Ruano en el encuentro del Barça ante el Alavés cuando el marcador estaba 0-0.


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Codazo de Luis Suárez




Podríamos utilizar muchos sinónimos feos de lo que demuestra ser Luis Suárez cada vez que juega un partido de fútbol, pero vamos a limitarnos a decir que el delantero culé es un futbolista sucio, violento y que cualquier día puede ocasionar un disgusto grave dentro de un terreno de juego. Y es que no hay partido en el que el charrúa no salte con los codos al aire, no hay partido en el que no patee a un rival y en el que no merezca ser expulsado. Pero, como casi siempre, ante el Alavés escapó impune.

El pasado martes, en el encuentro de Copa del Rey ante el Atlético de Madrid, el futbolista sudamericano fue expulsado por primera vez en su carrera deportiva a nivel de clubes. Algo que no se explica teniendo en cuenta la cantidad de actos inexplicables que ha cometido sobre un rectángulo de juego. Acciones que de haber cometido otros probablemente habrían obtenido una atención mucho mayor. Especialmente desde que Suárez llegó al Barça tiene vía libre para hacer lo que le dé la gana, sin reparar en el daño que pueda causar a un rival.

No ha aprendido la lección

“Me río de mi expulsión, es algo que se veía venir”, afirmó indignado el delantero tras el partido ante el Atlético el pasado martes. Pero la lección no la ha aprendido. Nosotros no veíamos venir que pudieran expulsar a Suárez, ya que estamos acostumbrados a ver barbaridades sin castigo por su parte. Por suerte, pero sin que sirva de precedente, hubo un árbitro que se atrevió por fin a ponerle en la calle, que es donde debería pasarse sancionado la mayoría de los partidos.


Fue una doble amarilla la que le costó la expulsión ante el Atlético de Madrid, pero realmente el futbolista del Barcelona debería ver rojas directas en cada partido. Esta temporada especialmente, cuando las cosas no le están funcionando bien al equipo culé, el delantero se desespera y la emprende a patadas, empujones, codazos… Por suerte, por ahora no le ha dado por volver a morder a nadie. Pero no nos cabe ninguna duda de que todo se andará. Y es que la cabra tira al monte y Suárez ha mordido a rivales ya en más de dos ocasiones. En el Barcelona no lo ha hecho por ahora, y se llegó a decir que en su contrato hay una cláusula para evitar incidentes de este tipo. No obstante, no está claro hasta cuándo aguantará.

Una tras otra con el beneplácito de los árbitros

La agresión a Alexis Ruano, que puedes ver en la imagen que acompaña a esta noticia, no es la primera ni será la última de Luis Suárez. El futbolista del Barcelona está acostumbrado a pegar, pegar y pegar sin castigo. Los rivales están hartos de él, de sus marrullerías y de su estilo de juego agresivo en el mal sentido de la palabra. El codazo que le ha dado este sábado al defensa del Alavés es una pequeña muestra de lo que hemos podido ver esta temporada.

Haciendo memoria, el delantero del Barcelona ha cometido agresiones de este tipo en múltiples ocasiones esta temporada. De hecho, prácticamente en cada partido ha cometido faltas fuera de lugar, merecedoras de roja directa. Siempre salta con los brazos abiertos con la intención de golpear a sus contrincantes, hace entradas feas de forma continuada y demuestra que sus goles no son suficiente para mejorar su imagen. Por eso no lo fichó el Real Madrid y terminó donde debía, en el FC Barcelona.

El club blanco estuvo detrás de Luis Suárez porque nadie duda de que es un gran futbolista, pero en Concha Espina decidieron que no merecía la pena fichar a un jugador con ese carácter. De hecho, en el Santiago Bernabéu tienen muy claro que Luis Suárez estaría mucho más tiempo expulsado y sancionado si en vez de jugar en el Barcelona lo hubiera hecho en el Real Madrid. Florentino Pérez lo siguió durante mucho tiempo e incluso se llegó a creer que sus feas acciones habían cesado, pero su mordisco a Chiellini en el Mundial fue decisivo para que el Madrid desistiera de su contratación y terminara en Barcelona, donde tiene vía libre para hacer sus habituales guarradas.