Alejado de regalos de un portero mediocre, de un entrenador que acomplejó a sus jugadores y, especialmente, de un colegiado vergonzosamente favorable, el Barcelona ha vuelto a demostrar que es un equipo vulnerable, con dificultades y que vive más de lo que los árbitros le regalan que de sus propios méritos.
En el partido de Riazor que ha perdido por 2-1, el Barcelona contaba con el comodín de otro árbitro pro-culé, Fernández Borbalán, pero ni por esas. Esta vez no hubo ocasiones para que el árbitro ‘rematara’ a su manera los goles catalanes. Con un planteamiento valiente, conociendo sus limitaciones, el Deportivo ridiculizó las vergüenzas del Barcelona con un Messi desaparecido.
La derrota de los culés le vino como anillo al dedo al Real Madrid. Los de Zidane fueron capaces de ganarle al Betis en el Bernabéu y recuperaron el liderato en solitario de la Liga con un partido menos. La Liga vuelve a pintar más blanca que nunca tras demostrarse que sin un arbitraje a su favor, el Barcelona ha vuelto a ser un equipo ramplón que vive de la inspiración de su gran estrella…¡el árbitro!
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