El primer gran protagonista del ridículo verano del Barcelona es, sin duda, Neymar, que mostró al mundo el divorcio entre la plantilla y la directiva del club y que dejó tirado al conjunto culé, aunque metiendo en las arcas azulgranas 222 millones de euros con los que no han sabido hacer nada.
Sin embargo, toda la historia comenzó con Verratti, que se convirtió en el primer objetivo del Barcelona y cuando llamaron al París Saint-Germain para conseguir su fichaje desataron todos los males ya que el club francés respondió con el pago de la cláusula de Neymar.
Coutinho se convirtió en el gran deseado por la directiva del Barcelona para gastarse el dinero que había ingresado por Neymar pero al final se ha quedado en el Liverpool, y eso que la prensa culé se empeñó en vender que todo era ‘cuestión de horas’, aunque en Inglaterra se aseguraba que el club ‘red’ ni siquiera estaba negociando.
El fichaje cancelado a última hora de Seri fue uno de los episodios más rocambolescos ya que cuando parecía hecho el Barcelona lo anuló argumentando que el cuerpo técnico no aprobaba su incorporación, dejando claro que no hay comunicación en el club azulgrana.
Por Bellerín intentaron que el jugador se declarase en rebeldía para que el Arsenal se lo vendiese por ‘cuatro duros’, pero Arsene Wenger dejó claro que el lateral se iba a quedar en Londres y el futbolista no forzó más de la cuenta, demostrando la poca fuerza del Barcelona en el mercado de fichajes.
Cuando el mercado de fichajes ya estaba en marcha a la directiva del Barcelona no se le ocurrió otra cosa mejor que nombrar a Pep Segura como mánager deportivo del club, situándolo por encima de Robert Fernández, algo que desencadenó un lío descomunal sobre quién mandaba y quién decidía los fichajes.
Ceballos fue otro de los nombres que más sonó en el Barcelona este verano porque intentaron ‘robárselo’ al Real Madrid hasta el último segundo con presiones que llegaron a ser alucinantes, pero el ya ex del Betis se decantó por la capital y ahora viste orgulloso la camiseta merengue, por cierto, en un caso parecido al de Theo Hernández.
Di María ha protagonizado los últimos días del mercado de fichajes para el Barcelona, ya que Messi exigió que el argentino, y ex del Real Madrid, llegase al Barcelona si finalmente no se cerraba la operación de Coutinho, pero la directiva se empeñó en el brasileño del Liverpool y al final ninguno de los dos está en la ciudad condal.
Dybala era también uno de los preferidos por el Barcelona para ocupar el hueco de Neymar sobre el campo pero el argentino prefirió quedarse en la Juventus sin ni siquiera negociar con Bartomeu, y eso que sonó también como plan B para el último día del mercado de fichajes.
André Gomes y Arda Turan eran los que tenían que salir para dejar sitio a los nuevos fichajes del Barcelona y aunque en la prensa culé se llegaron a decir innumerables equipos interesados en los dos, lo cierto es que la directiva culé no fue capaz de colocarlos y ahora jugarán otra temporada de azulgranas.
Pero sin lugar a dudas el gran protagonista del verano del Barcelona y máximo artífice del ridículo histórico ha sido su presidente, Josep María Bartomeu, que no ha sido capaz de hacer nada bien, hasta el punto de que Messi aún no haya querido firmar la renovación de su contrato porque no quiere estar al lado del mandatario culé.
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