Dos errores de James Rodríguez le costaron el doblete al Bayern

El equipo bávaro perdió la final de la Copa Alemana ante el Eintracht (3-1) contra todo pronóstico.


James, final, Copa de Alemania

James Rodríguez




El ex jugador del Real Madrid fue el protagonista involuntario de la final de la Copa Alemana entre el Bayern y el Eintracht de Frankfurt por dos pérdidas de balón en el centro del campo que le costaron dos goles a su equ¡po. El futbolista colombiano estuvo muy bien presionado en todo momento por los rivales, y en dos acciones en las que estuvo demasiado lento los jugadores del Eintracht encontraron sendas ocasiones de gol claras que supieron materializar para llevarse la final.

La primera de ellas fue en el minuto 10, cuando James recibía de espaldas cerca de la línea del medio campo. El colombiano no pudo revolverse antes de que Rebic le hubiera arrebatado el balón e iniciado el desmarque en carrera para que un compañero le plantara delante del portero con un pase en profundidad. A la red. El Bayern dominaba, pero el Eintracht cuajó un gran partido en defensa. De hecho, no fue hasta la segunda mitad cuando los de Múnich lograron el empate, obra de Lewandowski en el 52 de partido.

El guión no cambió demasiado durante otra media hora, con el Bayern intentando atacar pero sin encontrar huecos en la sólida defensa del Eintracht, que aprovechó un nuevo error de James en el 81 para volver a adelantarse. El colombiano perdía el balón y el equipo de Niko Kovac salía a la contra de forma fulgurante, consiguiendo un nuevo tanto por mediación de Rebic, el héroe de la final.

En los instantes finales del partido, hubo lío con el VAR, dado que el Bayern pidió un penalti de Kevin Boateng sobre Javi Martínez. Parecía claro, pero el colegiado decidió no indicarlo. Y ésa fue la sentencia. Dio córner para los de Múnich, el guardameta Ulreich subió a la desesperada y Gaćinović no falló en el contragolpe, saliendo a toda velocidad con la pelota en los pies tras el rechazo de un compañero y marcando a puerta vacía. En Múnich hay indignación con el arbitraje de la final, pero también con un James que ha pasado de completar una temporada heroica en Bundesliga a convertirse en el villano del Allianz Arena.