El jugador argentino no dio la más mínima explicación ante los medios y se fue con la cabeza agachada de la zona mixta del campo del Betis.
No es la primera vez que lo hace y seguramente tampoco será la última. Leo Messi se marchó derrotado de un gran partido sin dar la cara, sin ofrecer la más mínima explicación de lo sucedido, demostrando una vez más que eso de “pecho frío” que le llaman en Argentina es un apodo que le define a la perfección.
Una jugadita dentro del área y un gol en el que sólo tuvo que empujar el balón sobre la línea. Ese fue todo el balance de Messi en la final de Copa del Rey disputada ante el Valencia. Poco más se supo de él. Como ya le sucedió en Anfield, con cada gol que recibía su equipo se dedicó a agachar la cabeza y a esperar para poner el balón en juego. Ningún intento de levantar el ánimo de sus compañeros, ni el más mínimo gesto de motivación para buscar la remontada. Nada de nada, un alma en pena sin una pizca de liderazgo.
Eso fue dentro del campo, fuera de él, más de lo mismo. Cuando se esperaba alguna explicación por su parte tras la debacle, Messi se marchó del Benito Villamarín sin hablar, sin dar la cara. Mochila a la espalda, bien custodiado por el personal de seguridad y ninguna respuesta a los periodistas que quisieron conocer sus impresiones del partido.
Una vez más, Messi le dio la espalda a su afición, a sus compañeros, a la prensa y a su club, el mismo que le paga más que a nadie en el planeta fútbol. Pasó desapercibido dentro del campo y se fue completamente mudo a su casa. Esto no es lo que se debería esperar de uno de los ‘pesos pesados’ del equipo, pero ‘pecho frío’ es así, desaparece siempre en las grandes citas. No le encontrarás ni dentro ni fuera del campo. Messi sí que se fue al carrer.
Así se marchó Messi de Sevilla y Anfield, sin decir ni palabra:
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