El equipo de Valverde ha vuelto a demostrar que está a un nivel pésimo esta temporada y que solo se salva gracias a las actuaciones arbitrales, hoy ni eso, y a lo que pueda hacer Messi en determinados momentos. Ante el Levante, el argentino estuvo desaparecido, ni tiró del carro ni mostró la más mínima señal de tratar de levantar a sus inoperantes compañeros. Es la versión del jugador que Argentina se ha tenido que comer durante años y, claro, cuando las cosas van mal se espera que el jugador mejor pagado del mundo aparezca. Hoy no lo hizo, como tampoco lo suele hacer en las grandes citas, de ahí su apodo de ‘pechofrío’ ganado a pulso en su país.
Después de una primera parte en la que los culés se aprovecharon del regalo arbitral de rigor, con un penalti señalado tras un descarado fuera de juego que ni el colegiado ni el VAR tuvieron narices a pitar, la segunda parte desnudó por completo las vergüenzas de un Barcelona de capa caída.
En cuestión de 7 minutos, el Levante le dio la vuelta al marcador gracias a los goles de Campaña, Mayoral y Radoja. El Barcelona era un boxeador noqueado, sin respuesta. Los locales le perdieron por completo el respeto a los culés y eso fue decisivo para que el partido terminara de la forma en la que lo hizo, con un bonito baile de los valencianos a los catalanes, ¡¡al carreeeer!!
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