Ha vuelto la Bundesliga y ha regresado el fútbol en la primera de las cinco grandes ligas. Lo ha hecho de la forma más extraña posible. Con celebraciones atípicas, con mascarillas, con separación en los banquillos, con Aytekin como árbitro principal, sí, ese que robó a mano armada al PSG ante el Barça en la Champions que ganó el Madrid...
Lo ha hecho, eso sí, con el de siempre marcando diferencias. El monstruo de Leeds, de nacionalización en Noruega, ha vuelto a ser noticia. Ha vuelto a llamar al Real Madrid, con un recital de altura, y demostrando que merece llevar ese ‘9’ killer que tanto se reclama en el Bernabéu.
El primer gol ha sido de pura orfebrería, con Achraf galopando la banda, acompasando la jugada (sin tocar el balón) y con un Haaland que empieza dejando el listón muy alto. Un remate de primeras, con su interior del pie zurdo, para guardarlo a la jaula y mandarle un aviso a Europa. Erling enseñó en esa jugada sus tres mayores virtudes: rapidez, anticipación y colocación.
Antes del descanso dio tiempo al 2-0, obre de Guerreiro, después de que Haaland provocase un mal rechazo del portero. Al iniciar el segundo tiempo llegó el 3-0. Hazard, el hermano de Eden, Thorgan, tras un pase de lujo de Brandt (en otro contragolpe de Haaland al que le dejaron un buen pisotón) mataba el partido.
La apisonadora borusser siguió, en casa, bajo el silencio y con Erling superlativo. Le brindó el 4-0, en bandeja, a Guerreiro para terminar de reventar el encuentro y dar un buen espectáculo en el regreso de la Bundesliga.
Dos meses después siguió el hambre de seguir marcando y Haaland seguía a sus anchas. Tuvo el doblete tras un pase de Achraf, pero no llegó. Thorgan Hazard, poco antes,se lesionaba y dejaba su sitio a Jadon Sancho, el otro por el que el Madrid tenía el foco puesto. Más madera para masacrar en el derbi. No hubo tiempo para más. Ganó el Dortmund. Volvió el fútbol. Volvió Haaland.
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