Tirando de talonario (de aquella manera), hipotecando el futuro del club, realizando fichajes a lo loco por la obsesión de verse por detrás del Madrid, el Barcelona se presentaba a este partido con la soberbia de creerse no solo mejor que el Rayo sino infinitamente superior.
De hecho, en el Camp Nou no hablaban de victoria sino que tenían claro que al Rayo le iba a caer una goleada de escándalo en el Spotify. Su gozo en un pozo.
Y es que a pesar de la palabrería, el juego de toque cada vez más aburrido que promueve Xavi, no fue suficiente para meterle mano al Rayo. Al revés.
El equipo madrileño estuvo firme con sus ideas, se apoltronó bien en el campo del Barcelona y supo defender su honor a base de coraje y firmeza. Ni Lewandowski, ni las palancas ni Pedri ni gaitas. Eso sí, las 'cerdadas' habituales de los culés aparecieron otra vez. Busquets fue expulsado en el descuento por un codazo a Falcao ante la inoperancia de ver que el 0-0 no se movía.
El colombiano Falcao, precisamente, vio cómo le anulaban un gol en el 96' por fuera de juego. El Rayo pudo hasta ganar el partido.
El Barça se la pegó en su estreno liguero y, si todo va bien, este lunes ya estarán colocados dos puntos por detrás del Real Madrid. La vida sigue igual.
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