Sin Messi no son nadie

El argentino reactiva a los azulgrana en los momentos de bajón





Pep ha querido darle descanso antes de que las presiones de la Champions acechen a la plantilla culé, pero ha visto que dejar fuera al argentino es como quitar la lógica a su filosofía futbolística. El equipo se vanagloria de presionar muy arriba, de atascar al rival, de hacerse dueño absoluto de la posesión y hasta de hacer vibrar al público con una velocidad ‘extra’ en la zona ofensiva. Sin embargo, todo eso se reduce sustancialmente sin el argentino sobre el césped.

Las pruebas no se quedan en simples palabras, sino en lo que se ha reflejado en los tres últimos partidos, donde la aportación de Messi no sólo ha sido en cuanto a puntos, sino en cuanto a imagen. El internacional albiceleste fue ya clave en Pamplona, cuando logró el último gol de un partido alocado en sus últimos minutos, dando así tres puntos básicos a su equipo. Aparecía el temor, la presión, los miedos, pero el argentino lso alivia. Gran noticia para él, pésima para sus compañeros.

Mucho más clara ha sido su importancia en el bloque durante los tres últimos partidos. El Barcelona estaba atascado, limitado en ataque y debilitado en cuanto a ideas, pero su entrada al campo tumbó al rival y reflejó el pésimo momento de forma de quienes le secundan, acostumbrados últimamente a que la ‘Pulga’ les saque de líos. Pasó ante el Numancia con dos goles, se repitió ante el Espanyol sin gol pero con varias jugadas claves que alimentaron el pase a semifinales y, sobre todo, se reflejó este domingo en El Sardinero con un ‘doblete’ que dejó en vergüenza a quienes estaban defendiendo los colores blaugranas hasta ese momento.

No sólo en el panorama nacional se ha notado esa necesidad de ‘chispa’ y desborde que genera el argentino, porque en Champions, también salvó los muebles en el partido más comprometido. Fue en Ucrania, ante el Shakhtar Donetsk, cuando el equipo estaba hundido, iba a ser derrotado y en dos ‘zarpazos’ pudo remontar y, de paso, dar aire en el momento justo de la fase clasificatoria.


El resto de compañeros ha descendido excesivamente su rendimiento y jugadores como Iniesta, Etoo o Xavi, han perdido su relevancia respecto a principios de campaña. Estos no son capaces de recuperar el nivel, de reactivar ese caché que toda Europa les había colgado y, desde luego, partido a partido evidencian que la única estrella del vestuario es Messi. Sin él, el Barcelona es menos. Sin él, el Camp Nou recupera antiguos sobresaltos. Sin Messi no son nadie.