Argentinos deprimidos

El 'Kun' Agüero y Messi atraviesan un momento negro en temas personales o deportivos





El ‘Kun’, a la sombra de su suegro

El atlético no para de desafiar a la directiva rojiblanca semana tras semana. La última de sus rebeldías ha sido negarse a volver a casa con el equipo tras empatar ante el Oporto el pasado martes. El ‘Kun’ cogió su propio coche, ignoró a sus compañeros y, cabizbajo, enfiló rumbo a casa. Ahora es ‘papá’ y los desaires en el césped se curan mejor con los de tu sangre bajo el brazo, aunque aparezca Diego para recordarte que el hijo que acabas de tener es más suyo que del propio padre.

Y es que una de las causas ineludibles del bajón en el rendimiento del otrora crack rojiblanco es, desde luego, su complicada vida lejos de los estadios. Más allá de haber tenido un bebé con la hija de Maradona, de que este sea ahora el suegro y de todo lo que significa eso en un país donde se les considera dioses, al Kun le han roto la dinámica positiva.

La famosa cena, alguna noche alocada de más y las críticas de la afición atlética, rodean a un delantero tan joven aún que, desde luego, ya ojea el mercado en busca de un nuevo destino. Sus actos de rebeldía evidencian la realidad de sus intenciones.


Messi o el campeón de salto al vacío

Hace tan sólo unas semanas, aún cuando el Barcelona sacaba doce puntos de ventaja al Real Madrid, la prensa catalana no se cortó en elogiar y colocar en una nube (muy típico de esas tierras) a Leo Messi. Endiosaban a su figura, que les había dado varias victorias seguidas partiendo desde el banquillo, siendo el revulsivo que partió los rivales y manteniendo (junto a los árbitros) la renta sobre los de Chamartín.

Sin embargo, como todos somos terrenales, las tornas han cambiado y ya se apunta a un bajón notable en la forma física de Messi. No ha marcado en los últimos partidos, ha visto como el Madrid se acerca y, además, ha perdido la versatilidad y sorpresa que tanto le destacaban. El argentino siempre ofrece la misma salida a sus ataques. Pocas veces varía su estilo, que siempre busca entrar por el centro y hacerse hueco para disparar con la pierna izquierda. Una práctica que los rivales conocen, que le han terminado por desesperar y que le dejan una única salida: el salto al vacío.

Messi se caracteriza desde siempre por sus intentos de desborde ante rivales que le permiten encarar. Ahora, falto de velocidad y con la confianza en descenso, no logra marcharse de sus enemigos y termina desesperado y solicitando falta a cada acción en la que su marcador le frena en seco. Así, ha pasado de ser un futbolista con cualidades a ser un saltador cualificado pues exige que se le señalen infinidad de acciones que sólo él parece entender con lógica. Una prueba más de la desesperación de quien se sabe en un mal momento.

Para terminar de empeorarlo, al igual que a su compatriota, la prensa viene fijándose más en sus actuaciones lejos de los terrenos de juego que dentro del mismo. Así, esta semana la visita de su novia a la capital condal ha tenido la misma expectación que su desastroso partido en Lyon. Muy malas noticias ‘pulguita’.