Bojan bajó de la nube a Hugo Sánchez

Dos goles del suplente salvaron al Barcelona





El Almería afrontó el partido con el traje de equipo pequeño, mejor dicho, pequeñito, renegando a esa identidad que Hugo ha dotado al equipo. Cedió metros y dio el control del juego al Barcelona. Su apuesta era en jugadas que nacían a balón parado, pases largos perpendiculares buscando a sus atacantes o sorprendiendo por las bandas. Vamos, crear medio peligro para lograr un golito en lugar de salir a por el Barcelona con fuerza para anularlo.

LA FICHA

0 - ALMERÍA: Alves: Bruno, Acasiete, Pellegrino, Mané, Juanito (Corona 66'), Iriney, Juanma Ortíz (José Ortíz 63'); Crusat; Uche (Piatti 77') y Negredo.

2 - BARCELONA: Valdés; Piqué, Márquez, Sylvinho; Touré, Keita (Gudjonhsen 81'); Xavi; Messi, Iniesta (Hleb 88') y Bojan (Etoo 66').


 Goles: 0-1 Bojan (52'). 0-2 Bojan (55')

 Árbitro: Mejuto González. Amarilla a Acasiete (20’), José Ortiz (31'). Negredo (85')

 Campo: Estadio del Meditérraneo. Algo más de media entrada. Se guardó un minuto de silencio por un abonado del Almería.

El Barcelona se lo agradeció y aceptó embucharse el traje de equipo grande, aunque no acabó de ceñírselo bien en el primer tiempo, pero sí en el segundo. A Guardiola se le vió demasiado nervioso en el banquillo, con protestas al colegiado cuando rozaban a sus chicos; buscaba lo que viene aireando de manera constante, que el colegiado se vistiese de azulgrana, como es norma del villarato, aunque Mejuto se hizo de rogar.

Mejuto tardó poco en hacerse del Barça gracias a Guardiola

El encuentro comenzó jugándose en el centro del campo. Xavi e Iniesta eran tapados con criterio para evitar sus venenosos pases y los cambios de Guardiola, dejando a Henry y Etoo en el banquillo restaba improvisación a su juego de ataque, que dependía de Messi y del ‘actor licenciado’ Alves que volvió a actuar en el Mediterráneo.

Touré agredió a Negredo en el minuto 24 a la salida de un córner, pero ni Mejuto, ni su linier, ni Guardiola lo vieron. Normal. Eso sí, por una patadita mostró la amarilla a Acasiete. Guardiola satisfecho. Y al final la presión empezó a hacer efecto e Iniesta, un jugador que era ejemplar y al que le gustaba jugar al fútbol, y que ya se dedica a los piscinazos, hizo picar una y otra vez al atolondrado de un Mejuto, que reprimía a Guardiola en el banquillo como avisándole de que no se preocupara, que haría lo que le pedía. Y lo empezó a hacer. ¡Cómo no!

 Juego mediocre y el meta Alves protagonista

El partido se medía más por aproximaciones al área que por juego de ataque. No pasaba de mediocre por falta de precisión en una y otra parte y por un fútbol que poco a poco se hacía más y más previsible. Ocasiones hubo pocas. Una de Keita, que enchufó un tirazo desde el punto de penalti al que respondió Alves con una parada magistral. El Almería la tuvo en una escapada de Crusat, que se fue como una bala y delante de Valdés intentó una vaselina que le salió B de lo mal que le pegó a la pelota.

Los últimos minutos de este tiempo el Barcelona apretó y pudo adelantarse en el marcador especialmente en dos ocasiones, pero el meta del Almería estuvo enorme. Primero sacó una pelota venenosa en un tiro de Iniesta, que tocó en un compañero, y en un remate de cabeza de Piqué a bocajarro que detuvo de una forma prodigiosa.

Bojan acertó

El Barcelona salió con la misma idea al campo con la que acabó la primera parte. El Almería de Hugo, igual. Tanta presión visitante acabó dando sus frutos, porque el Almería mantenía su plan de contención olvidándose de que era elo local y de que la mejor manera de plantar cara a este Barça era deafiándole. Pero Hugo se asutó y asustó a su equipo.

Fue empezar a calentar Etoo para que Bojan se picara y en tres minutos dos goles consecutivos. Dos acciones elaboradas entre Messi e Iniesta, que el delanteró culminó. Se lo pusieron muy fácil sus dos compañeros, que en esta ocasión sí tumbaron a la defensa almeriense.

Dos goles que dejaron noquedo a un Almería que ce cerró tanto hasta ese momento, que se olvidó como debía atacar. Y para ello lo primero era recuperar la pelota. Un balón que siguió atesorando el Barcelona. Y así se acabó la historia. El Barça se llevó los tres puntos con placidez ante la caricatura de un rival al que su entrenador llevó a la derrota.