El Ali Sami Yen, ‘infierno’ otomano

El estadio del Galatasaray es una 'caldera' de fervor pro-Terim





Y es que tras la derrota del pasado sábado, Turquía ha quedado dañada no sólo deportivamente en la clasificación, sino en su honra porque demostraron ser un equipo bien trabajado, con algunas limitaciones defensivas pero competitivo al máximo, lo que les mantuvo vivos en el partido hasta el gol de Piqué. Ahora, apenas cuatro días después del choque en el Bernabéu, los otomanos quieren revancha para volver a meterse en la pelea mundialista por un cupo que les acerque a la fase final.

Para ello, los primeros en ponerse manos a la obra y ejercer presión de cara al choque de este miércoles, han sido los propios periodistas. La prensa turca se ha movilizado desde ya para sensibilizar a los aficionados y exaltar el gen patriótico en un partido clave para sus aspiraciones y que levanta mucha expectación pues, guste o no, España es la actual campeona de Europa y eso siempre es una motivación extra.

A los de Terim, y así lo reflejó la prensa un día después, no les gustó nada que el público español silbara el himno nacional turco, algo prohibido para ellos. Además, el arbitraje fue tachado de ‘parcial’ por el seleccionador por lo que, todas esas cuestiones bien mezcladas, han generado un ambiente infernal para la selección española en el ya sobradamente conocido Ali Sami Yen. Un campo hostil por naturaleza. Una ‘caldera’ a la antigua usanza que retumba fútbol y pasión por los cuatro costados.

El estadio del Galatasaray abrió sus puertas en 1964 tras una primera inauguración diecinueve años antes. Siempre ha sido considerado por los equipo europeos como uno de los principales ‘infiernos’ futbolísticos del mundo ya que a pesar de sólo poder aglutinar a unos 25.000 espectadores, la atmósfera que estos son capaces de crear es extremadamente delicada de asumir para aquellos que actúan de visitante. España, que lo sabe, tiene un test serio. Un test de campeón.