Iraola estropeó la fiesta en Gijón





La primera parte fue de dominio total del Sporting, pero la única oportunidad clara fue para los bilbaínos casi al borde del descanso, pero ni locales ni visitantes inquietaron demasiado a los porteros y los primeros 45 minutos se pasaron en un quiero pero no puedo de los gijoneses y en un verlas venir de los vascos.

La movilización ciudadana llenó El Molinón y apoyó desde el calentamiento, pero de poco sirvió porque el equipo de Manolo Preciado se perdía en regates, individualismos y flojos remates mientras que el Athletic vino a no gastar muchas energías y a perder todo el tiempo que le dejase el árbitro.

Ficha técnica:

1.- Sporting: Cuellar, Sastre, Gerad, Iván Hernández, José Ángel, Michel, Diego Camacho, Carmelo (Luis Morán m 84), Bilic, Diego Castro (Matabuena m 87) y Barral.

1.- Athlétic de Bilbao: Iraizoz, Iraola, Aitor Ocio, Amorebieta, Koikili, Del Olmo (Etxebarria m 62), Goñi (Muñoz m 45), Javi Martínez, Susaeta, Llorente (Vélez m 18) y Toquero.

Goles: 1-0 Bilic (m 60). 1-1 Iraola (m 90)

Árbitro: Teixeira Vitienes. Expulsó con roja directa al segundo entrenador del Sporting, Iñaki Tejada, y mostró tarjetas amarillas a Iván Hernández (m 47), Gerard (m 51), Barral (m 52), Matabuena (m 89)

Incidencias: Lleno en El Molinón. Unos 25.000 espectadores.

Fernando Llorente y David Barral tuvieron varios encontronazos de los que el delantero del equipo vasco se llevó la peor parte, hasta el punto de que su entrenador, Joaquín Caparrós, decidió cambiarle a los 18 minutos, con lo que su equipo perdió su referente en los balones largos de los que suele sacar un gran rendimiento.

Barral fue el primero en probar fortuna, pero su disparo fue muy flojo y tampoco estuvo acertado un par de minutos después cuando mostró su lado individualista y se la volvió a jugar sin ver al resto de sus compañeros.

Sastre lanzó un potente disparo cruzado que Iraizoz no acertó a detener, pero ningún sportinguista siguió la jugada, que se perdió al igual que los disparos de Míchel o Diego Castro en un Sporting que lo intentaba pero no lograba superar la poblada defensa visitante.

La mayor parte del tiempo se jugó en el medio campo bilbaíno con los de Caparrós intentando sorprender en algún contraataque o en una jugada a balón parado, pero Cuéllar tampoco pasó por apuros hasta que a unos segundos para el final José Ángel no acertó a despejar un balón que quedó franco para Toquero, que disparó en inmejorable situación y obtuvo una buena respuesta del meta local.

El comienzo de la segunda fue pródigo en incidentes después de que el árbitro mostrara tres tarjetas muy seguidas a los locales, con lo que se ganó una prolongada bronca del público que culminó cuando el colegiado dejó sin señalar una mano de Amorebieta en el área.

El escándalo se diluyó gracias a que Bilic, desmarcado de forma incomprensible dentro del área pequeña, remató de cabeza un centro medido de Diego Castro que supera a Iraizoz, lo que cambió los silbidos en aplausos y revitalizó un encuentro que hasta ese momento estaba transcurriendo bastante anodino.

Al Athlétic le entraron las prisas y el Sporting fue el que empezó a perder tiempo, y la primera medida fue la desaparición de los recogepelotas que hasta ese momento se habían mostrado muy diligentes en la entrega de los balones.

El juego ganó en nerviosismo porque los bilbaínos trataron de mejorar su resultado y, aunque no creaban mucho peligro, si lo hacían con más asiduidad que hasta entonces, porque también los locales recularon en defensa de un gol que les daba la vida.

Primero fue una mano de Cuéllar a disparo de Iraola la que evitó el empate, pero los vascos lo siguieron intentando en medio del nerviosismo local tanto en el campo como en las gradas.

En una de las internadas visitantes llegó un nuevo mazazo para la afición local en un córner al que entraron al remate varios jugadores bilbaínos mientras la defensa sportinguista no estuvo atenta y, tras varios rechaces, Iraola mandó el balón al fondo de la red.

La jugada fue muy protestada, ya que el saque de esquina se produjo tras una posible falta del Athlétic, lo que provocó otra monumental protesta que se acrecentó tras el pitido final cuando varios jugadores locales fueron a recriminar al árbitro varias de sus decisionesm hasta el punto de que el delegado, Enrique Castro ' Quini', se las vio y se las deseó para enviarlos a los vestuarios.

El resultado supone un duro castigo para los gijoneses, que siguen en posiciones de descenso, aunque la derrota del Getafe en Mallorca le permite conservar esperanzas de mantenerse en la categoría.