En un día lluvioso sobre la capital de España, el Athletic derrotó al Barcelona de Maradona por 1-0 y se llevó la Copa del Rey para Vizcaya. Pero lo que está muy vivo en el recuerdo de todos los aficionados no fue dicho título del equipo vasco, sino los vergonzosos y lamentables incidentes que se produjeron nada más acabar el partido, cuando jugadores de ambos equipos se enzarzaron en una pelea con puñetazos y patadas, convirtiendo el Santiago Bernabéu en una auténtica batalla campal.
Fruto de ello, días después, el Comité de Competición castigó con tres meses de suspensión a los barcelonistas Maradona, Clos y Migueli, y a los vascos Sarabia, Goikoetchea y De Andrés.
Las sanciones quedarían después suspendidas ante las medidas de gracia y amnistía que concedió la Real Federación Española de Fútbol tras ser subcampeona de la Eurocopa celebrada en Francia, con cuya selección perdió en la final.
Pero a pesar del indulto del RFEF, muy típico cuando el Barcelona está de por medio, ningún aficionado al fútbol podrá borrar de la memoria como dos equipos, el Barcelona y el Athletic, se convirtieron en la vergüenza del fútbol español y mundial por una panda de jugadores desvergonzados, maleducados y gamberros que dejaron en muy mal lugar el nombre de la competición y del fútbol español.
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