El Sporting sale del descenso





La lesión de Carmelo dio a Kike Mateo, clave la pasada temporada e infrautilizado en la presente, la oportunidad de jugar un partido trascendental para la suerte del Sporting en Primera división, y el rojiblanco volvió a ofrecer los detalles de calidad que encandilaron a la afición desde que llegó a Gijón.

La primera parte entre el Sporting y el Málaga fue un calco de lo que el está pasando al equipo gijonés a lo largo de la temporada: dominio territorial, varias oportunidades muy claras desperdiciadas y gol en contra en la única ocasión del rival.

Los locales salieron muy concienciados en la importancia de los puntos en juego y sabiendo que una victoria les sacaría de las posiciones de descenso y el resultado fue un dominio notable desde el pitido inicial y sucesivas ocasiones para batir a Goitia.

Ficha técnica:

2.- Sporting: Cuellar, Sastre, Gerard, Iván Hernández, Cámara (José Ángel m 80), Matabuena, Diego Camacho, Pedro (Bilic m 75), Kike Mateo, Diego Castro (Michel m 87) y Barral.

1.- Málaga: Goitia, Gámez, Weligton, Rosario, Nacho (Rossato m 77), Eliseu, Apoño, Miguel Ángel, Duda, Baha y Luque.

Goles: 1-0 Gerard (m 23), 1-1 Welington (m 37), 2-1 Rosario propia puerta (m 52)

Árbitro: Undiano Mallenco. Mostró tarjetas amarillas a Diego Castro (m 39), Apoño (m 60), Adriano (m 65), Matabuena (m 73), Weligton (m 89), (Barral m 90).

Incidencias: En los prolegómenos del partido se homenajeó al equipo femenino de hockey sobre patines del Biesca Gijón que acaba de proclamarse campeonas de Europa y de la OK Liga femenina. Lleno absoluto con unos 25.000 espectadores.

La primera fue un tiro lejano de Barral que el portero malagueño no acertó a despejar y el balón se fue a córner sin que ningún rojiblanco acertase a reaccionar ante la imprecisión del guardameta.

Sin apenas tiempo para que el Málaga asimilase este fallo el central Gerard, incorporado al ataque, remató de cabeza un balón que parecía gol, pero que finalmente sacó con muchos apuros Goitia.

La réplica malagueña llegó en un suave toque de Baha en un balón sin aparente peligro que acabó saliendo fuera por escasos centímetros en la primera de las imprecisiones de la defensa local.

Barral remató de cabeza flojo y al centro de la puerta cuando se encontraba en inmejorables condiciones pero el portero despeja a córner y en su lanzamiento de nuevo Gerard cabeceó con acierto superando en esta ocasión al guardameta visitante y provocando el júbilo de El Molinón.

Con el marcador a favor el Sporting gozó de otras tres claras oportunidades, dos de Barral, una de cabeza y un gran zurdazo al que respondió Goitia con la mejor parada de esta primera parte, y un disparo de Diego Camacho desde el borde del área que salió fuera y llevaron la desesperación a los graderíos por las ocasiones perdidas.

Y acabó pasando lo que de cada partido esta temporada, falta lateral que lanza el Málaga y Weligton sólo en el área pequeña remató a placer el gol del empate.

Pero en los primeros minutos de la segunda parte el Sporting tuvo la pizca de suerte que se le venía negando toda la temporada y en un centro de Diego Castro, Rosario metió la cabeza y despistó a Goitia que vio impotente como el balón acababa en el fondo de su red.

Se produjeron entonces unos minutos de gran tensión con algunas entradas fuertes producto de los nervios de los dos equipos, más de los locales que veían abierta de nuevo la puerta de la permanencia.

Diego Castro envió muy alto un centro pasado e instantes después Pedro tuvo que sacar un balón que se colaba tras una salida en falso de Cuéllar, lo que provocó que los nervios se contagiase a la grada.

De nuevo Diego Castro desperdició una ocasión que pocas veces se repite en un partido al quedarse sólo ante Goitia pero el extremo rojiblanco hizo un incomprensible giro sobre sí mismo lo que dio tiempo a la defensa a cerrar la jugada.

Preciado decidió hacer un cambio ofensivo dando entrada a Bilic por un desafortunado Pedro y la entrada del croata fue recibida con entusiasmo por los aficionados que desde el primer minutos estaban volcados animando al equipo.

El Sporting llevaba unos minutos en el que había cedido bastantes metros a su rival y el Málaga aprovechó este pequeño regalo para buscar el empate, lo que propició una última parte del partido plena de emoción y no apta para todos los corazones.

Los locales se empeñaron en lanzamientos lejanos que Goitia detenía sin muchos apuros y además suponían que el balón volvía a poder del Málaga y el sufrimiento a la grada que duró hasta el pitido final, aunque en los últimos tres minutos apenas se jugó porque los locales lo pararon con todos los medios posibles.