Las dos caras del Sevilla

El equipo andaluz se ha desestabilizado tras la muerte de Puerta y la salida de Juande Ramos








El 10 de mayo de 2006 aparecía un nuevo grande en Europa. El Sevilla goleaba 4-0 a Middlesbrough y conseguía la Copa de la UEFA. Un título que consiguió revalidar al año siguiente ante el Espanyol. Entretanto se clasificaba para la Copa de Europa, ganaba la Supercopa de España, la de Europa y los grandes de España se rendían a su juego.

Fue el equipo que confeccionó Juande Ramos, Monchi y José María del Nido. Nada de talonario ni de sueldos astronómicos. Fichajes desconocidos, con mucho futuro y una cantera propia con mucha calidad. Los astros confluyeron en Sevilla y equipo viajó por Europa con un himno pegadizo, el de su centenario y el que le hacía ganar títulos.

Baptista, Sergio Ramos, Javier Saviola salieron del club. Pero eso no fue problema para Del Nido. Las arcas del club rebosaban de dinero y el equipo seguía ganando. La cantera hacía lo propio dando a jugadores como Antonio Puerta, Jesuli o Diego Capel e incluso jugando en Segunda División con números propios de un candidato al ascenso.


El club afrontaba la 2007-2008 con muchas ganas. Jugarían la Copa de Europa y el título ya no era ninguna utopía. El equipo fue capaz de golear al Madrid en el Bernabéu y adjudicarse la Supercopa de España. Pero las cosas comenzaron a truncarse pronto. En el primer partido de Liga ante el Getafe llegó la desgracia. Antonio Puerta caía al suelo y dos días después fallecía a causa de varios fallos coronarios.



El club intentó reponerse del varapalo. Toda Sevilla se volcó con la situación que vivía el equipo. Incluso el Betis tendió las dos manos a su rival desde la noche de los tiempos. Las fuerzas se les acabaron a los jugadores. La final de la Supercopa ante el Milán retrató al club hispalense. Moralmente hundido pero capaz de meterle, al menos, un gol al todopoderos Milán que acabó ganando por 3-1 y con el nombre de Puerta a la espalda de la camiseta de los 22 jugadores.

Despúes llegarían las derrotas en Liga. El fortín del Sánchez Pizjuan ya era asequible para equipos como el Espanyol que lograba ganar allí. La puntilla la dio Juande Ramos. El técnico que había tocado la gloria con una plantilla sin estrellas se marchaba. La oferta del Tottenham era de esas que no se pueden rechazar y decidió hacer las maletas de la noche a la mañana.

Imbuidos una falta de respeto impropia de directivos y afición, Juande Ramos fue despedido como un villano de Sevilla. Nadie le agradecía nada de lo que había conseguido. El técnico fue claro a su llegada a Inglaterra al decir que si me hubieran echado serían ellos los que no me hubieran dado explicaciones.

Manolo Jiménez cogió las riendas del equipo y la situación no mejoró. Consiguió llegar a octavos de la Liga de Campeones y pero el Fenerbache tumbó a una defensa poco firme y ganó en los penatis. Los rumores de salida inundan el club y Jiménez no es capaz de dar buenos resultados.

La derrota ante el Real Madrid en el Bernabéu fue el último escalón de una escalera que ya no puede subir.