Seda contra espinas







Qué Gatusso haya sido la manzana de la discordia en los días previos a un partido de la envergadura de un España-Italia, es un insulto al buen gusto por el fútbol. Si ése deportista destaca por algo es por todo menos por se un jugador de fútbol. No vamos a entrar en valorar sus condiciones técnicas, lo que sí extraña es que recuerde a su abuela cuando rescata las cinco Copas de Europa que ganó el Real Madrid y se olvide de su abuelo, lo que hace sospechar de qué cuna viene este arrollador pateador de balones y piernas.

Al margen de este grotesco pasaje/personaje y de que Luis no se enfundará los hábitos, este partido reúne todo el morbo del mundo. Un choque que se ha jugado fuera del campo con máxima pasión y en el que los italianos son tan expertos como al desplegar su antifútbol. Nadie duda que han demostrado ser tremendamente efectivos dentro y fuera del campo, y que muchas veces trasladan su inferioridad futbolística a la batalla psicológica para minimizar el estado de ánimo del rival, en este caso los nuestros.

Competitividad y calidad

Es cierto que nosotros mismos hemos levantado muros recordando eso de los 88 años sin ganar un partido oficial. En agigantar la efectividad de estos ”˜tronkos”™ que juegan con collares de presa en lugar de botas de seda. En destacar esa competitividad en la que caben codazos a las narices de los rivales -se lo merezcan o no-; en insultarles hasta la saciedad para poner el pecho y que se lo partan de un cabezazo -venga de un calvo divino u otro melenas más terrenal- y dejar al rival con uno menos; o de las mil y una argucias soterradas difíciles de desenmascarar. Eso sí, esta Italia es campeona del mundo, además de por detalles como los citados, porque tácticamente lo borda y lo saben entrelazar con calidad.



Ganar jugando al fútbol

Unos definen todo esto como que el fútbol es para listos; otros, que son antideportivos y, los menos, que dentro de la legalidad, todo vale. Evidentemente la legalidad la manejan muchas veces árbitros cegatos, caprichosos, a favor de obra, incompetentes e incluso justos y con eso juegan los italianos, con un primer análisis del que tiene que pitar y a partir de ahí actúan. Listos estos transalpinos.

Por desgracia para nosotros, el España-Italia de hoy lo miramos sólo como un partido de fútbol. Y, para mayor drama, nos obsesionamos con que España siempre falla en los momentos importantes. Nuestros análisis siempre se mueven por lo meramente futbolístico, porque creemos que esa es la única vía factible, aunque sicológicamente nos pese la estadística. Nosotros nos ponemos las gafas deportivas y si no ganamos acabamos tirándolas para soltar improperios contras las injusticias o, en su defecto, para renegar de nuestra suerte o nuestra selección. Es lo más fácil.

Dos equipos, dos estilos

Por eso, tenemos que estar preparados para todo y confiar en que por una vez triunfe el fútbol. Si es así, España estará en las semifinales, porque esta selección es mucho mejor que la italiana. Un cuadro, el azzurri, con una defensa formada por laterales; por un centro del campo repleto de suplentes y por un ataque cuyo mejor artillero tiene el récord de disparos de esta Eurocopa pero no ha marcado.

España repetirá el equipo que ha hecho soñar a un país que se ilusiona en cada gran cita de esta índole porque hay mimbres y talento para ello. Con un portero cualificado; una defensa que nos hace temblar; un medio de campo de lujo y un ataque que asusta. Con todo esto, y si el fútbol presume de ser un deporte de justicia, tendremos a nuestra selección más cerca de la final de esta Eurocopa de Austria y Suiza.

ALINEACIONES PROBABLES

España: Casillas; Sergio Ramos, Puyol, Marchena, Capdevila; Senna; Iniesta, Xavi Hernández, Silva; Villa y Torres.

Italia: Buffon, Zambrotta, Panucci, Chiellini, Grosso; Ambrossini, De Rossi, Perrotta, Camoranesi, Luca Toni y Cassano.

Arbitro: Herbert Fandel (GER).

Estadio: Ernst Happel de Viena.

Hora: 20:45

TV: Cuatro