Ni Messi salva la debacle





El secreto a voces de esta semana es que este Barça ya ha tirado la toalla en la Liga, y que se rinde a la evidencia de que dar caza al Madrid no era más que un sueño, uno demasiado bueno como para hacerse realidad. Así lo anunció Rijkaard con su alineación llena de suplentes y así lo dice el chorreo de puntos que sufre jornada sí, jornada también.

Esta vez ha sido el Recre el que le moja la oreja, en un empate que no pasó a mayores gracias a la debilidad defensiva de los onubenses, los que pecaron de falta de concentración al iniciar la primera y la segunda parte, de un partido que deja puede dejar al Barça a 9 puntos del Madrid, que de superar al Murcia sería prácticamente virtual campeón de Liga.



Sin tiempo para sentarse en el asiento, el Barça iba a a aprovechar el despiste con el que había saltado el Recre al campo. Giovani se encontró con un balón en el área y tiempo para acomodar el cuerpo y poner un centro medido a la cabeza de un Etoo que remató más solo que la una al fondo de las mallas. Los de Rijkaard jamás se vieron en una igual, era tan prematuro el tanto, que los azulgranas se frotaban las manos pensando en la goleada, pero nada más lejos de la realidad.

Muy flojito en la marca en la medular, el Recre daba demasiadas chances a su rival, pero cuando llegaba arriba castigaba con dinamita la puerta de Valdés. Los onubenses cuentan con una perla negra llamada Sinama Pongolle, a la que han sumado el argentino Marco Rubén, y entre ambos pusieron en jaque la fragilidad defensiva de los culés. Milito, irreconocible, Abidal, despistado, como de costumbre, y Zambrotta ausente, Puyol corría de un lado a otro cortando balones como un perro, o sea, con la lengua fuera.

Los avisos de la pareja atacante del Recre no despertaron al Barça, que se perdía en el medio en un intrascendente toque sin profundidad. Entonces se comenzaba a mascar la tragedia para los azulgranas, esa leyenda forjada en Sevilla que dice que el Barça no sabe aguantar un resultado a favor, y se hacían presentes las imágenes de Rijkaard pegando mamporros a los banquillos (léase, Montjuic). Dicho y hecho; cuando la primera parte estaba a punto de expirar, el francés Pongolle ponía un magnífico centro para que Marcos Rubén se adelantara a la frágil defensa en un certero cabezazo, al que Valdés intentó responder sobre la línea de gol. La dudosa pelota en el límite del gol no fue tal para el juez de línea que no dudó en señalar el tanto, y dar rienda suelta a la algarabía onubense desde las gradas.

Con protestas y ofuscación, el Barça veía como una vez más el rival se le subía a la chepa, y cómo un nuevo fallo por alto le recordaba la crisis galopante en la que está sumergido, y que la clasificación para las semis de Champions en la semana no había sido más que un espejismo en medio del desierto.

Repetición de las mejores jugadas



Como si de un déjà vu se tratase, la segunda parte comenzaría con una nueva caraja de los locales en forma de regalo, un espacio infinito para que Etoo armara el disparo desde la frontal, y perforara la red rival. Un desconsuelo para el recre, que había superado ampliamente a los azulgranas y se veía por debajo en el marcador.

Pero si hablamos de espejismos, los goles del Barça son la mejor y más fidedigna definición. Una vez más, en una copia del primer tiempo, el Recre se sobrepuso a la desventaja y comenzó a desnudar las vergüenzas defensivas de los de Rijkaard. Martins probaría suerte hasta por dos veces con sendos disparos a los que tuvo que responder Valdes como muchos apuros, uno de ellos sobre la línea para no desmejorar el calco de la primera parte.

La única noticia buena para el Barça, iba a tener forma de argentino y nombre de mesías. Leo Messi, que volvía a pisar un terreno como jugador tras su lesión, dotó del poco ritmo que tuvo su equipo en el partido, y como si no hubiera pasado el tiempo demostró que conserva velocidad y verticalidad como ninguno en la plantilla culé. Pero éste no iba a ser el partido de Messi, ni de ningún azulgrana, sino el encuentro de otro argentino, Marco Rubén.



Valdés, en una tremenda cantada no llegaba a recoger un centro largo, y el ex River ponía un cabezazo cruzado que se colaba en el palo contrario. Un premio para Marco Rubén, que lo había intentado todo hasta el momento, así como para Valdés, que también recibía el merecido castigo a su falta de seguridad bajo los palos.

El Recre pareció conformarse con el empate, a pesar de que de haber apretado un poco más a su rival se hubiera llevado los tres puntos. El Barça, sin embargo, no pudo más, evidenció que por si alguna vez la tuvo, la cabeza del equipo ya no está en la Liga, y que sólo un milagro en la Champions podría calmar la crisis en can Barça. Con el reparto de puntos y las caras largas de los azulgranas, Clos Gómez señalaba el final de un encuentro, que de haberse jugado en el Camp Nou, sin duda habría terminado con los pitos de la sabia afición culé.


La ficha del partido:

Recreativo: Sorrentino, Yago Bouzón, Beto, Quique Álvarez (Edu Moya 46"), Poli; Camuñas, Jesús Vázquez, Carlos Martins (Barber 82"), Aitor (Varela 63"); Sinama Pongolle y Marcos Ruben.

Barcelona: Valdés; Zambrotta, Milito, Puyol, Abidal; Xavi, Touré, Gudjohnsen (Edmilson 46"); Giovani (Messi 65"), Ezquerro (Víctor Vázquez 77") y Etoo.

Goles:

0-1 (2"): Etoo remata de cabeza sin marca un centro medido de Giovani que coge descolocada a la defensa recreativista.

1-1 (41"): Gran centro de Sinama Pongolle que cabecea Marcos Rubén, Valdés intenta sacarla sobre la línea, pero el juez de línea concede el gol.

1-2 (46"): Otro despiste defensivo del Recre facilita el derechazo de Etoo desde fuera del área ante el que nada puede hacer Sorrentino.

2-2 (70"): Cantada de Valdés al ir a buscar un centro al segundo palo donde Marco Rubén cabecea cambiándola de palo.


Árbitro: Clos Gómez (colegio aragonés), mostró tarjetas amarillas a Quique Álvarez (21"), Etoo (41"), Poli (66"), Zambrotta (81").

Incidencias: Lleno en Nuevo Colombino con 21.600 espectadores. 17º C de temperatura al comienzo del encuentro.