Schuster y Plaza, caminos paralelos





Schuster vivió de su resultadismo hasta que éste le abandonó. Del juego y la excelencia prometida el día de su presentación, ni rastro. ¿O acaso alguien recuerda cinco grandes partidos de fútbol del Madrid de Schuster? Si en el campo no terminó de dar la talla, del trato con la prensa que, en definitiva, es mera filtradora de sus palabras para los aficionados, mejor ni hablar. Nunca se dejó tratar. Joan Plaza, sin embargo, es la antítesis del alemán. Humilde en el trato, excesivamente tímido en ocasiones y, lo que es más importante, comprometido con la causa aún en los peores momentos. De Plaza nunca se escucharán palabras como “esta derrota no me duele” o “es imposible ganar en tal o cual cancha”. Imposible. Plaza cometerá sus errores, que no lo dudo, pero tiene mucha más clase que Schuster para asumirlos y digerirlos.

Pese a que algunos se empeñaron en crucificar al técnico de la sección de baloncesto, al final, fue el entrenador del equipo de fútbol el primero que tuvo que recoger los bártulos. Mijatovic no podía ni ver a Schuster. Martín y Herreros adoran a Plaza. Esa es la diferencia. Ambos representaban, en su momento, la humildad del técnico joven que conseguía hacer su sueño realidad, entrenar al Real Madrid. Uno se ha creído grande y la ha pifiado mientras que el otro sigue en el club con la sonrisa por bandera. Al final las rectas paralelas…nunca se encuentran.