La crisis se traslada al Calderón





Hace apenas veinte días, con el Atlético por encima en Liga de un Madrid en el peor momento de los últimos dos años, el champán corría a borbotones entre los aficionados atléticos, pero ahora parece más que nítido que Neptuno no recibirá visita alguna en el próximo mes de mayo, a pesar de todas esas estrellas que parecían figurar en el firmamento colchonero.

Y es que este 2009 ha devuelto al Atlético a la tierra después de pasar unas vacaciones navideñas en una nube al verse en puestos de Champions, y por encima de los otros dos equipos de Madrid. No todos aguantan la cuesta de enero, y el Valencia y el Barcelona han vuelto a poner de manifiesto que este equipo se sostiene tan solo por sus cuatro atacantes, y que sin alguno de ellos en plena forma para resolver la papeleta, nadie más sabe qué se tiene que hacer para ganar un partido.

Sin animadversión alguna mediante, parece que la grandeza del Atlético sólo se siente en las bocas de sus aficionados, pero que ésta no reside ni en sus corazones, ni en los de muchos de sus jugadores. Por eso, apenas han hecho falta un par de semanas para que la gravedad (o si quieren, llámenlo simplemente fútbol) dejara caer a cada uno a su sitio, el tiempo necesario para que la paja en ojo ajeno hiciera olvidar los problemas propios que circulan por el Vicente Calderón.