Raúl, se te echará de menos





El otro día marcaste un gol ante el Numancia que te sirvió para igualar a don Alfredo Di Stéfano. No te quiero engañar, y es que he de confesarte que desde que sucedió, todavía no he encontrado a nadie que no puntualice que “sólo” le has igualado en número de goles porque entienden que La Saeta es inalcanzable para ti. Y tampoco he encontrado a nadie desde hace tiempo que te pusiera ahora mismo en su once ideal por delante de futbolistas como Benzema, Cristiano, Etoo, Messi, Kaká, o Ibrahimovic (ni siquiera yo lo haría). Sin embargo, tampoco le quiero quitar ni una pizca de importancia a la marca que acabas de batir. Seguro que cuando alguien me oiga lo que te tengo que decir, dirá que me has coaccionado o que me has comprado, pero tú y yo sabemos que eso no es verdad.

Y es que cuando te colocas como máximo goleador de todos los tiempos con un club como el Real Madrid hay que pararse a pensarlo un momento. Porque cuando nos acordamos de grandes atacantes del Madrid como Santillana, Hugo Sánchez, Puskas, o Butragueño, resulta que ninguno de estos mitos del madridismo ha marcado más goles que tú. Porque cuando alguien dice que eres una leyenda viva del madridismo no exagera, y ahí están tus números para corroborarlo. Porque estoy seguro de que ahora mismo no hay nadie en el club que lleve tanto tiempo trabajando ahí como tú, que has visto pasar a seis presidentes, decenas de entrenadores y cerca de cien jugadores a tu alrededor mientras tú te has mantenido siempre dando la cara y tirando del carro.

Da un poco de vértigo pensarlo, pero seguro que las generaciones venideras lamentarán no haberte visto jugar. Con el tiempo se podrá apreciar el valor que tiene tu paso por el fútbol, y todos los que ahora te criticamos contaremos que te vimos jugar en el Bernabéu. Es ley de vida, a todos los jugadores que se encontraban en el ocaso de su carrera se les ha invitado a acelerar su retirada. Pasó con Butragueño, con Hierro, con Buyo, e incluso con algún galáctico que luego ha seguido dando alegrías en otras ciudades, y la historia no podía ser distinta contigo. Es lógico cuando se ha visto a alguien en la plenitud de su fútbol, pero ya te avanzo una cosa, cuando te vayas (y sobre todo en los primeros años) se te va a echar de menos Raúl. Quizás no sobre el campo, porque llegará sangre fresca a la delantera merengue, pero en el fútbol no todo se limita a lo que pasa los domingos.