De la imagen, ni hablamos. De cracks, ahora mismo, el único de verdad es Iker Casillas, al que le metieron cuatro goles en Anfield pero le tiraron doscientas veces; no es mal balance. Más raro fue que el mejor jugador de campo en Anfield fuera Lassana Diarra, fichado en el mercado de invierno, sin tiempo para sentir lo que significa llevar esa camiseta. El francés ha sido también de lo mejor en la mayoría de partidos del Madrid desde que llegó a la capital. Vamos, que se deja el alma el tipo y se desmarca de la imagen de juveniles que ofrecieron muchos de sus compañeros en el estadio de los reds.
Estuve en Liverpool y el sentimiento era compartido. Elecciones ya y cambio radical en el equipo. ¡Qué jugadores Xabi Alonso y Gerrard! ¡Cómo fliparon los jugadores de Benítez cuando los tres mil seguidores blancos les aplaudieron de corazón al final el partido! Cuando estiraban las piernas después de haberse dejado el alma en 90 minutos trepidantes, fantásticos por su parte. Sana envidia madridista, pero también mucho fair play. Ahora lo que necesita el Madrid es que toda esa buena gente suya le arrope hasta el final de Liga para intentar dar la última campanada. Es lo que queda y a lo que se aferran todos.
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