Iker, tú tienes crédito





Iker no sólo ha demostrado ser el capitán de la selección española, el titular indiscutible del Real Madrid y el mejor portero del mundo. Fuera de su faceta futbolística, Iker ha demostrado ser una persona muy solidaria y difícil de superar humanamente.

Es verdad que en ese minuto 38 de la primera parte ha dejado multitud de comentarios y opiniones, pero me da la sensación que todas esas críticas han ido destinadas a desacreditar al hijo perfecto para las madres y el novio ideal para sus hijas. Y es que todo hay que analizarlo en su justo contexto. Cierto es que no es la fotografía idónea que Iker quisiera tener en su álbum de fotos personal, pero las circunstancias son más que atenuantes: un partido tenso, una agresividad fuera de lo común y un Madrid que acababa de encajar un gol con un jugador tendido en el suelo a 40 metros de la jugada.

Tras todo eso Iker reaccionó con rabia, con dureza y con genio. Pero hay que significar que no reaccionó, nunca, con violencia: Yeste empujó al portero y éste se cayó al suelo. Quiero ser justo y admitir que el jugador del Athletic de Bilbao no le dio en la cara. Era un choque de dos trenes, uno en frente del otro, que acabó con uno de ellos, el portero, desequilibrándose hacia el piso. Sin embargo, Muñiz Fernández creyó que aquello era una agresión y expulsó a Yeste. Tras analizar la jugada con detenimiento, ni lo de Yeste es expulsión ni, mucho menos, lo de Iker. Es una jugada aislada del juego que el árbitro tenía que haber arreglado con una amarilla al bilbaíno que hubiera ahorrado ríos de tinta, críticas y muchas opiniones injustas sobre la figura de Casillas.

Por tanto, para mi Iker tiene su crédito intacto y Yeste fue expulsado injustamente por un árbitro que no supo interpretar de una forma correcta un fuerte lance de un partido de alta tensión.