El domingo, rayos y truenos





De ahí la importancia de esta Asamblea, que es mayor aún después de lo visto el pasado 7 de diciembre, y en vísperas de unas elecciones. De hecho, creo que es la ocasión ideal para que el madridismo se una, reme en una misma dirección, y en los años venideros todo madridista pueda sentirse orgulloso de lo que hace el Real Madrid, tanto en lo deportivo como en el aspecto institucional, una asignatura que lleva arrastrando durante muchas evaluaciones. Sin embargo, me da la sensación de que el domingo habrá que llevar un gran paraguas, porque se avecinan grandes nubarrones. En principio, debería dar igual lo que cada uno votara mientras que lo hiciera desde su propia convicción y pensando en el bien del Real Madrid, pero ya hay demasiadas alianzas, demasiados intereses en marcha y concurrirán irremediablemente en la Asamblea, desatando los rayos y los truenos.

Y si no, sólo tienen que estar atentos a los protagonistas de la película y a las posiciones que van adoptando. Boluda dice que si no le ratifican, “se levanta y se va” dando a entender que ahí se acabará la historia, unos están representados por un precandidato a la presidencia, otro dice que le están vetando en el club, el de más allá ya habla de “juego sucio”, el de más acá dice que cambia de opinión porque “ahora las cosas sí son distintas”, este dice que sí que puede seguir la Asamblea aunque no se ratifique a Boluda y ese dice que eso no es cierto, los de aquella zona acusan a los de esta de que Florentino está detrás de todo, y etcétera, etcétera, etcétera. Resulta que cada uno ya tiene su versión de los hechos… pero ninguna coincide.

Evidentemente, ninguno de ellos se va a echar atrás, con lo que no esperen una Asamblea tranquila, porque lo que venga será más de lo que ya conocemos. Lo que en principio parecía ser una batalla contra los que mandan a día de hoy, se ha convertido en algo así como una especie de guerra civil entre diversos batallones en los que cada uno defiende únicamente sus intereses y sólo hablan del objetivo final con la boca pequeña. Dicen que los grandes cambios vienen siempre ligados a grandes revoluciones… pero también dicen que la esperanza es lo último que se pierde, y a mí ya no me queda ni una pizca de confianza en casi ninguno de los que se asoman a la planta noble del Santiago Bernabéu. Ojalá el lunes (o el día después de las elecciones) tenga que venir a este rincón a retractarme, pero mucho me temo que si no queríamos más sopa, para el domingo vamos a tener dos platos.