La herencia de Florentino





Con unas elecciones en ciernes, es prácticamente inevitable dejar de hablar de ‘futuros’ jugadores blancos. Sin embargo, desde hace tiempo se observa una tendencia en el madridismo que, aunque inevitable, es poco constructiva: ver el mercado de fichajes como un autoservicio casi gratuito. Como es lógico, a todo aficionado le gustaría confeccionar un equipo con los mejores jugadores del globo en cada puesto, sin embargo habría que tener siempre presente que eso es prácticamente imposible.

Esta herencia se arrastra desde los tiempos de Florentino Pérez, que cada año fichaba a uno de los mejores jugadores del mundo. Sin embargo, y sin querer quitar ni una pizca de mérito, hay que analizar profundamente el quid de cada una de esas adquisiciones del ex presidente merengue. Porque además de lo jugoso que supone para cualquier jugador recalar en el Madrid, de los altos sueldos con los que llegaron y de que se disponía de suficiente dinero por la venta de la Ciudad Deportiva, las situaciones personales de algunos jugadores resultaron determinantes. Como por ejemplo, los enfados de Beckham y Ronaldo con Ferguson y Héctor Cúper respectivamente, o el creciente mosqueo de Figo con el Barcelona justo cuando Florentino llegó con un precontrato. Pero además, estoy convencido de que no sólo se ‘tocaron’ a estos jugadores y que, para que llegara una figura por temporada, se tantearon a unos cuantos más para asegurarse al menos una baza ganadora sin que los noes trascendieran.

Y es que nadie tiene esa fórmula maestra para fichar… pero parece que en época electoral se olvida. Un fichaje no es sólo pasar un nombre de un equipo a otro como si fuera un videojuego, sino que detrás de ello hay un ser humano y todas sus circunstancias. Si no, por qué no están ya en Valdebebas todos esos jugadores que han dicho que les gustaría jugar algún día en el Madrid.

Ahora es el momento de la ilusión, pero no se puede olvidar que es imposible cambiar a 25 jugadores de una sola vez, y que hay una buena base a la que sólo le faltan los retoques que la hagan deslumbrar. Cuanto más realista se sea en lo que respecta a los fichajes, más confianza habrá en la plantilla que se quede y en la directiva que llegue, porque la clave es ilusionarse con lo que haya, y no sentirse ultrajados por lo que no llegó… como ha sucedido en estas últimas temporadas.