Por fin se ve algo de lo prometido





Sin embargo, pronto se empieza a intuir el potencial de los equipos y de los compañeros y afloran sensaciones que en julio ni se podían imaginar, y entonces llega la mejor parte de estas entrevistas de verano, que es recuperarlas meses después. Personalmente, me mantengo en mi teoría de tener paciencia y prudencia con el Real Madrid de momento pues aún necesita tiempo, pero reconozco que llevo tiempo acordándome de una de esas pocas entrevistas de verano que Manuel Pellegrini concedió en el mes de agosto apenas una semana antes del comienzo de la Liga.

En ella diseccionaba el estilo que quería imprimir al Madrid, y recuerdo que venía a decir entre otras cosas que “el equipo siempre iba a salir a buscar el balón jugara en casa o fuera”, que los jugadores que no tenían el esférico “tenían que tener movilidad”, que había que “presionar los once en cuanto se perdiera el balón para que se juegue en campo contrario”, y que las rotaciones eran necesarias, mensajes éstos que el chileno ha mantenido durante todo este tiempo. Sin embargo, no hace falta ser un entendido en la materia para comprobar que nada de eso que había prometido Pellegrini a los aficionados merengues se estaba cumpliendo, a excepción de las rotaciones, claro. Los jugadores no tenían movilidad, con lo que no se cubrían correctamente todas las zonas del campo ni había ataques “agresivos”, al revés, se pasaba el balón al compañero que estaba parado tres metros más allá, con lo que los defensas contrarios cubrían a dos jugadores madridistas sin apenas esfuerzos y los ataques se tornaban muy previsibles. No se presionaba arriba la salida del balón contrario nunca. Y cuando se marcaba un gol, el equipo se echaba a dormir en lugar de ir a por más, como sucediera ante el Xerez, el FC.Zúrich, el Valladolid, o el Milan en el Bernabéu.

Así, el Madrid estaba dependiendo de destellos individuales aislados por encima de todas esas ideas que el Ingeniero quería aplicar y que no se veían por ninguna parte. Sin embargo anoche en San Siro por fin se pudo vislumbrar algo de lo que prometía el chileno, sobre todo en la primera parte, donde el conjunto blanco dio muestras de que puede y sabe hacer algo más que esperar a que vuelva Cristiano. Fíjense si no en la jugada del gol de Benzema. Nace de un balón robado en la banda derecha gracias a la presión de hasta tres jugadores sobre los futbolistas rossoneri, el esférico fluye rápidamente hacia la otra banda en apenas dos toques, donde Kaká le imprime esa velocidad y chispa necesaria para desequilibrar a la zaga local y encontrar el hueco para disparar. Benzema e Higuaín esta vez sí estaban atentos al rechace, y es finalmente el francés el que perfora la portería de Dida mientras que el rival aún piensa en cómo ha perdido el cuero y en que tiene que regresar a defender. Chapeau.

Seguro que más o menos esto era a lo que se refería Pellegrini en aquella entrevista, y ahora el chileno deberá luchar para que el juego desplegado anoche no caiga en saco roto y empiece a ser una rutina en lugar de una novedad, porque sólo así el tiempo correrá a su favor independientemente de si se ganan todos los partidos. De lo contrario, llegará el momento en que alguien con más influencia que nosotros tendrá que sacar esas entrevistas de principio de temporada y recordarle todo aquello que prometió.