Aunque dicen que la confianza da asco, podríamos precisar que en su justa medida es fundamental para lograr el éxito. El campeón de la Supercopa saldrá reforzado para el inicio del campeonato liguero, ya que todos sabemos que una derrota ante el eterno rival siempre deja tocado. La idea es que sean los blancos los que consigan noquear de inicio a los azulgrana, aunque hay que trabajar con cautela para lograrlo.
Vencer al Barcelona en este primer duelo significaría para el equipo de Mourinho un subidón de autoestima y animaría a los aficionados de cara a una temporada que se prevé larga y complicada. Esta final será el preludio de lo que se puede ver esta temporada, y creo que hablo en nombre del madridismo si digo que la afición espera un juego muy distinto a lo que se pudo ver en la ida de las semifinales de la Champions.
En esta pretemporada el Real Madrid ha demostrado que está en buen estado de forma, si bien es verdad que los rivales no han sido de gran talla. Aunque también es cierto que los blancos aún no han mostrado todo su potencial, y que todavía no hemos podido ver a varios hombres que se prevén fundamentales en el equipo, como Di María o Nuri Sahin. Personalmente, tengo muchas esperanzas puestas en el alemán y confío en que será uno de los pilares de la creación del equipo. Siempre y cuando tenga suerte con las lesiones.
Por su parte, el Barcelona no ha convencido y sólo Thiago ha dejado destellos de calidad. Eso sí, les faltan Messi y Alexis. Pero no es en eso en lo que debemos fijarnos. Lo que más me preocupa de la final es que la defensa aún no está todo lo compacta que cabe desear. Mourinho lo sabe, y estoy convencido de que anda buscando soluciones para que la zaga no haga aguas ante el Barcelona.
Todo será poco para evitar que los culés hagan daño de inicio. Que no les engañen. La Supercopa es un título menor, sí, pero ésta en concreto es vital para que podamos ver al Madrid superando al Barcelona en el futuro.
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