Mou, no todos somos iguales

"En Barcelona siguen creyendo que el luso tiene algo que envidiar a Guardiola, cuando es todo lo contrario"


cuandonohaya

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Y no lo somos, porque Mourinho, por más que quieran vender lo contrario, es mejor. Sí, mejor entrenador que cualquier otro en el mundo. Y mejor persona que otras muchas personas y otros muchos entrenadores, aunque lo políticamente correcto sea lo que más vende. En Barcelona siguen creyendo que el luso tiene algo que envidiar a Guardiola, cuando es todo lo contrario. Y es que, por mucho que el técnico azulgrana haya ganado, nunca podrá sentir la satisfacción personal de haber ido de frente, tal y como siempre ha hecho Mourinho. De haber sido honesto.

Los agravios comparativos entre uno y otro entrenador demuestran que Mou siempre ha sido más criticado porque, a ojos de muchos, ha dicho demasiadas barbaridades en rueda de prensa. Pero yo quisiera que alguien demostrara algún día que alguna de las cosas que el luso ha ido diciendo en estos casi dos años es mentira. Que lo demuestren. Porque, mientras no lo hagan, serán palabras que se lleva el viento. Palabras como las de los muchos palmeros que se atreven a aplaudir las mismas palabras en boca de unos y a criticarlas en boca de otros.

De hecho, parte de las "barbaridades" que el entrenador del Real Madrid ha dicho en este tiempo han resultado ser ciertas, o si no que le pregunten al señor Godell. Pero mucho ojo, que los culés son capaces de hacer ver de alguna manera que lo que dijo su ex vicepresidente también atañe al Madrid. No nos engañemos: nunca reconocerán el pastel, y tiene su lógica.

Pero volviendo al tema, con esta columna quisiera resaltar que Mourinho no se puede comparar con Guardiola, al que iban dirigidas en cierta forma esas palabras de ayer. Porque el luso, aun habiendo cometido errores (extradeportivamente hablando), cuando la ocasión lo ha merecido ha pedido disculpas. Ser honesto no quiere decir que no te puedas equivocar. Pero cuando eres hipócrita, no eres capaz de admitir tu propia culpa. Menos aún cuando todos te aplauden a pesar de todo. Por eso no todos somos iguales. Unos se equivocan y rectifican, y otros se empecinan en el error. Por suerte, Mou y Pep no tienen nada que ver.


 

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