¿Quién es César? Eso se preguntaban muchos cuando Messi superó el récord de goles del histórico futbolista culé. ¿Que quién es? Ni tan siquiera los culés sabían a quién había superado al argentino. Es muy bonito hablar de que éste o aquel es el mejor de todos los tiempos, pero ¿Eso cómo se mide? No es más que subjetividad. Porque, con los datos en la mano, podemos negar muchos de los méritos que se le atribuyen. No lo haré porque no estoy aquí para eso, pero es molesto escuchar a los palmeros que tratan de encumbrarle a base de humillar incluso a sus antiguos ídolos.
Al igual que es molesto escuchar a los que un día ponen en un pedestal a Cristiano y al día siguiente le faltan al respeto llamándole egoísta o criticando su manera de celebrar un gol. El portugués es un futbolista brillante, espectacular, pero es humano y tiene días buenos y menos buenos. Al igual que le ocurre a Messi, que por más que nos lo quieren vender como un Dios no es así. Los dos son fueras de serie, y me parece absurdo debatir en base a unos colores si uno u otro es el mejor del planeta o si uno u otro entrará o dejará de entrar en la historia. Nunca habrá objetividad ni acuerdo en este tema.
Lo que está claro es que dentro de unos años el mundo recordará que Messi ganó tres Balones de Oro (quién sabe si alguno más) y que Cristiano Ronaldo logró tres Botas de Oro o más (si no consigue la tercera este año, lo hará al que viene), amén de los títulos colectivos. Serán los números y las estadísticas los que hablen, y no la simple opinión de cualquiera que se crea con el derecho a imponer la suya a la de los demás. En cualquier caso, nadie olvidará tampoco a futbolistas como Pelé, Maradona, Di Stéfano, Cruyff, Zidane, Ronaldo, Ronaldinho, Müller, Beckenbauer, Raúl, Platini, Puskas, Charlton y un largo etcétera. ¿De qué vale debatir si cada uno tiene una opinión? La historia da para mucho, y simplemente debemos disfrutar de lo que estos dos genios están brindando al mundo: un espectáculo sin igual.
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