Todo el mundo tiene en la retina el último enfrentamiento entre ambos equipos en el Camp Nou. El de la Copa del Rey que terminó 2-2 y en el que Teixeira Vitienes se cubrió de gloria. En ese partido el Madrid jugó con cuatro jugadores de corte muy ofensivo: Kaká, Özil, Higuaín y Cristiano Ronaldo, con Xabi y Lass guardándoles las espaldas a todos ellos. O lo que es lo mismo, nada de trivote, nada de Pepe en el centro del campo y nada de Carvalho y Altintop como novedades fuera de forma. Eso es el Real Madrid, el que juega para ganar, sin necesidad de tener que remontar una eliminatoria para ir a por el partido. Yo espero que mañana el Madrid salga con un equipo parecido, o al menos con la misma idea futbolística que ese día. Luego pasará lo que tenga que pasar, pero lo que sí que ha quedado demostrado es que esperando atrás de forma descarada, el Barcelona se crece y, sobre todo, el Madrid es mucho menos Madrid.
Eso sí, ahora diré una frase a la que espero le agreguen todas las comillas del mundo: el clásico del Camp Nou es muy poco importante si lo comparamos con el partido del miércoles ante el Bayern. Me explico. Aun en el peor de los casos, derrota de los de Mourinho en Barcelona, el Real Madrid saldrá del Camp Nou líder con un punto de ventaja. Lo que quiere decir que si el Madrid hace pleno ante Sevilla, Athletic, Granada y Mallorca será campeón de Liga. Sinceramente, si los blancos no son capaces de hacer 12 de 12 en esos cuatro partidos, es que igual no merecen ganar el campeonato. Así de claro. Pero también digo, me apuesto un botellín de agua con el que quiera, a que los blancos ganan los cuatro partidos después del Camp Nou, con lo que ello supondría para la Liga. Ahí lo dejo.
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