Por desgracia, Pablo no ha contado con la máxima confianza de su entrenador, Luís García, que le ha hecho alternar titularidades, con interminables momentos en el banquillo e, incluso, visión de partidos desde el graderío o la televisión. Es cierto que el cambio de Segunda B a Primera División es un reto más que grande, especialmente a nivel táctico y físico, no tanto en lo que se refiere a técnica, la mayor virtud del jugador de Boadilla, sin duda.
A sus 20 años recién cumplidos sería una tontería pensar que a Sarabia se le ha olvidado jugar al fútbol. Eso sólo lo pueden decir aquellos que no le han visto sobre el campo. Es más, me atreveré a decir algo, si el ‘8’ del Getafe hubiera sido habitual a lo largo de la temporada y su rendimiento hubiera sido el mismo que le llevó a fichar por los azulones habría ido con la selección española a los Juegos Olímpicos de Londres. Y es que, repito, en la Federación tienen en una consideración superlativa a Sarabia y saben el tipo de jugador que ha sido, que es y que puede llegar a ser en el futuro.
Por eso, el Real Madrid no puede permitir que una de sus grandes joyas se eche a perder en un banquillo. Por más que éste sea de Primera División. La solución, bajo mi punto de vista, sería esperar que el Castilla ascendiese a Segunda y, en ese momento, pagar los 5 millones de euros que costaría su vuelta al Bernabéu (el Getafe pagó 3 ‘kilos’ por su pase). No habría que ver la operación como una pérdida de 2 millones, jamás. Sería un error de principiante pensar eso. Un año de titularidad constante en Segunda División junto a varios de sus compañeros durante años tanto en las categorías inferiores de la selección como en el Castilla, y volveremos a disfrutar del mejor Sarabia. Si de mí dependiera, cinco minutos después de certificar el ascenso, si es que se acaba logrando, Pablo Sarabia debería ser oficialmente jugador del Castilla para la temporada 2012-13. Así de simple.
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