Desde la prensa e incluso desde determinados sectores del madridismo se llama 'Yihad' de forma peyorativa al movimiento en favor del entrenador del Real Madrid, un movimiento que, en mi opinión y salvo contadas excepciones, tiene como único 'leitmotiv' el interés del equipo blanco. Sin embargo, llaman 'madridismo' al hecho de anteponer los intereses personales de un futbolista a los del colectivo. Craso error. Para mí, las decisiones deportivas que toma el entrenador son sagradas y deben ser respetadas (más aún cuando son de lógica aplastante), algo que desde que llegó José Mourinho no está ocurriendo por una serie de circunstancias ajenas al fútbol. Por cuestiones de soberanía y poder.
¿Es una falta de respeto no convocar a Casillas cuando acaba de salir de una lesión de dos meses? ¿Es una falta de respeto sentar a un jugador, castigarlo, cuando no está al nivel que debería estar? Evidentemente, no. Se llame como se llame. Lo que es una falta de respeto es cuestionar día sí y día también las decisiones del entrenador del Real Madrid, con crédito suficiente como para gozar de la confianza del madridismo. Muchos han olvidado los 'alcorconazos', han olvidado el historial que arrastraba el Real Madrid en Europa antes de la llegada de Mou. Y, sobre todo, han olvidado que mientras Casillas estuvo a su mejor nivel, Mou nunca dudó en ponerlo como titular.
Y lo que es una falta de respeto es cuestionar a Diego López por 'amiguismos', cuando el gallego ha sido una pieza fundamental en los parciales éxitos recientes del Real Madrid en Copa y Liga de Campeones. Por esto, no me parece de recibo poner entre la espada y la pared al lucense, que va a ser el principal damnificado de una 'guerra' promovida por los medios de comunicación. Diego está entre Casillas y Mourinho, y servirá de escudo a unos y de arma arrojadiza a otros. Esperemos que no le pase factura.
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