El Granada demostró que la grandeza de un club está muchas veces más en su comportamiento que en su fútbol. El club nazarí sí demostró estar a la altura de las circunstancias y el equipo que dirige Abel Resino hizo el pasillo al campeón de Liga con mucho gusto. Una manera de entender el fútbol con deportividad que dejó a la altura del betún a otros clubes o aficiones que presumen de 'grandes'.
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