El Real Madrid no quiere de hablar de revolución este verano. Y se la hubiera, uno de los nombres que no harán sonar en los rumores es el de Isco Alarcón. El andaluz, en un estado de forma soberbio durante tres cuartos de la temporada, es uno de los favoritos de la afición y, sobre todo, de Florentio Pérez, por lo que no pasa por la cabeza de la dirección deportiva buscarle una salida.
El propio Isco llegó a dar a entender su disconformidad cuando con las recuperaciones de Modric y James, su papel en el equipo se tornó algo secundario y empezando desde el banquillo. Posteriormente, el centrocampista matizó, o mejor dicho, explicó que se había malinterpretado sus palabras, negando así que se generara ninguna tensión con su posición en el conjunto de Ancelotti.
A sus 23 años, pocos futbolistas tienen un dominio del balón como él y son tan queridos en un club con la exigencia del Madrid. Es el símbolo de la nueva generación merengue y en torno a él se tiene que conformar el Real Madrid del futuro, terminando de cocerse como una estrella mundial en el presente.
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