Gareth Bale empezaba su segunda temporada en el Real Madrid como héroe de la Copa del Rey 2014 y pieza clave en la consecución de la ‘Décima’ al haber marcado el tanto que ponía por delante a los de Ancelotti en Lisboa. Sin embargo, un año después las sensaciones que deja son más de sombras que de luces, pese a que sigue contando con total apoyo de la directiva.
Siempre bajo la luz que desprende Cristiano Ronaldo, el de Cardiff se ha visto situado sistemáticamente en el costado derecho, cuando muchas voces piden al futbolista en el izquierdo, donde demostró en el Tottenham el porqué de su fichaje por el Madrid a un precio tan alto.
No obstante, su hueco estaba en la diestra. Y esa fue su ‘casa’ durante una temporada irregular. Al poco de comenzar el curso, en buen estado de forma, Bale cayó lesionado por una lesión en el glúteo con su selección eso le hizo parar un mes. Su reincorporación no tuvo problemas y mientras el equipo fue logrando su racha de 22 victorias consecutivas no h8bo ningún atisbo de crítica.
Estas llegaron a partir de enero, coincidiendo con el bache del Madrid. Una jugada trascendental ante el Valencia, en la que se acusó al galés de egoísta por no pasarle el balón a Cristiano en una clara ocasión de gol, le pondría en el disparadero de muchos. Sobre todo cuando se repitió la acción en una jugada similar al siguiente encuentro. Ambas jugadas susceptibles a la subjetividad.
A partir de ahí, cada partido de Bale fue mirado con lupa y el extremo no consiguió firmar un gran partido que consiguiera acallar las malas lenguas. Finalmente el equipo no consiguió los objetivos y el futbolista de las islas ‘mantuvo’ su sitio entre los que menos gustaron de la temporada.
Sin embargo, Bale puede irse de vacaciones con la conciencia tranquila. Al final, el zurdo cerró la temporada con 17 goles y 12 asistencias, inferiores a los del curso pasado, pero suficientes para presumir de una temporada aceptable.
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