De momento, todo parece estancado porque las posturas entre lo que pide el futbolista y lo que ofrece el club merengue parecen bastante alejadas, pero eso no quiere decir que están rotas. Ni mucho menos. El presidente y Sergio Ramos están acostumbrados a decirse las cosas a la cara y esta vez no hay razones para que sea diferente.
En el peor de los casos, aún cabría la posibilidad de que ambas partes se volvieran a reunir el próximo verano para cerrar el acuerdo. Ni Ramos tiene razones para irse del Real Madrid, ni la entidad para prescindir del que es y seguirá siendo uno de sus jugadores franquicia.
En este sentido, y teniendo en cuenta que la voluntad de todos es la misma, parece cuestión de tiempo que todo cristalice y que finalice de una vez por todas el 'culebrón, por ahora inexistente, que se quiere alimentar desde algunos medios y partes interesadas. No habrá lugar para el debate: Ramos seguirá, con casi total seguridad, en el Real Madrid.
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