Después de una lucha tremenda entre los grandes equipos de Europa, finalmente Martin Odegaard se decantó por el Real Madrid gracias al proyecto que le ofrecía Florentino Pérez ya las instalaciones donde podría desarrollarse buscando su máximo potencial. Tras convencerlo y ficharlo, la perla del viejo continente se movería entre el Castilla, con quien jugaría con regularidad, y el primer equipo, tratando de ir salpicando al quipo con presencias en los entrenamientos y en algún partido.
Lo duro del campeonato del Real Madrid en la Liga BBVA y en la Champions League, provocó que Carlo Ancelotti no le encontrara minutos sin la presión del resultado y no pudo jugar todo lo que le hubiera gustado al noruego junto a las grandes estrellas. Su debut llegó en la última jornada liguera, donde los blancos vencieron 7-3 a Getafe y disputó algo más de media hora. Además, estuvo en una anterior convocatoria ante el Almería, pero sí llegar a saltar al campo.
Donde sí tuvo minutos de desarrollo y calidad fue en el Real Madrid Castilla. Desde que aterrizó en enero en Valdebebas, Odegaard fue un habitual para Zidane en la categoría de bronce. No obstante, quizá por la adaptación, o quizá por el cambio de una máxima categoría a una tercera, el noruego no pudo demostrar todo su potencial, ayudado -negativamente- por una mala racha de resultados del filial madridista.
En sus registros, solo en 2015, se acumulan 11 encuentros con el Castilla, donde solo pudo anotar un tanto, que valió tres puntos. A partir de ahora, su objetivo es convencer en pretemporada a Benítez para que le dé un puesto entre las estrellas del club.
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