"Nos preocupa siempre todo lo que afecte al club e intentamos buscar soluciones. Tenemos mucho respeto por los árbitros. La temporada es larga y el equipo está dando un nivel altísimo. Tres victorias de tres es perfecto. Del arbitraje seguiremos hablando, veremos cosas que nos gustan y cosas que no, como todos los años. Cuando pase algo que no nos gusta, haremos lo que tengamos que hacer, pero en privado", comentó en público el presidente del Barcelona.
Es decir, para traducirlo al lenguaje que nos interesa: que el Barcelona llorará por los árbitros a la mínima, en cuanto no se les favorezca como suele ser habitual. Los culés se han olvidado ya de que ante el Athletic Club de Bilbao les pitaron un penalti a favor, de que en la segunda jornada al Madrid se le señaló un penalti inexistente ante el Betis o de que en el Calderón hubo penaltis no señalados en las dos áreas, no sólo en la del Atlético...
Pero el espíritu de Godall y el Villarato sigue vivo en Can Barça. El presidente del Barcelona considera que lo ideal para que los árbitros vayan a su favor es quejarse antes de que pueda haber un resultado que les perjudique. Los colegiados tienen que estar 'advertidos' para ayudar al equipo culé cuando las cosas se pongan feas para ellos... Faltaría más.
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