Rafa Benítez no quiere que se le escape el mando del vestuario, y para ello debe cortar de raíz algunos de los conflictos que están empezando a surgir. Las palabras de Cristiano a Ramos en Sevilla lamentando falta de valentía en el Pizjuán, las de Sergio Ramos confirmando un problema de confianza con los servicios médicos o las de Denis hablando de falta de comunicación, además de la polémica con James Rodríguez, indican que en el vestuario hay cierto desagrado con la forma de relacionarse del entrenador. Sin embargo, Benítez tiene propósito de enmienda.
Han sido varios los ex jugadores o ex 'jefes' de Benítez que han asegurado que el gran problema del madrileño es su nula relación personal con los futbolistas, el hecho de que no les explica el porqué de sus decisiones. Es cierto que un entrenador debe ser profesional y hacer primar los intereses del equipo, pero eso no evita que, además, pueda tener un grado de amistad con los futbolistas, y sobre todo un grado de empatía. Rafa tiene la necesidad, visto lo visto, de coger el toro por los cuernos e intentar acercarse a los futbolistas de su plantilla para evitar que proliferen declaraciones como las de las últimas semanas, que no hacen más que ensuciar el ambiente.
El entrenador madridista está decidido a intentar conversar con sus futbolistas de todos estos asuntos y limar asperezas para que lo sucedido en los últimos días no tenga consecuencias a nivel deportivo. Rafa quiere triunfar en el Real Madrid, y si para conseguirlo tiene que corregir sus propios errores, no sólo los de sus futbolistas, tendrá mucho ganado. Lo sabe él y el presidente, Florentino Pérez, también es consciente: con los jugadores a favor es como se ganan los títulos. Si se tiene a los jugadores en contra, será imposible cumplir los objetivos a final de temporada.
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